Doy testimonio de haber contemplado cómo en las manifestaciones del 15-M en Santa Cruz de Tenerife los manifestantes echaron de la misma a una persona que ondeaba la bandera del Partido Comunista.
A fin de cuentas, sirva de metáfora cómo la izquierda social cambió su bandera del PC por otra morada con un círculo —al principio—, en un movimiento oportunista, que supo canalizar el descontento ciudadano a través de las proclamas asamblearias y socialdemócratas que nunca se plasmaron.
En un momento de descontento popular, esa masa indignada no estaba alineada con ninguna facción estatal española, y causó cierto temor en las élites, al parecer. Pero sirva de recordatorio la esterilidad del asamblearismo en cuestiones nacionales, y la necesidad del establecimiento de una sociedad política intermedia, que sirva como correa de transmisión de los intereses nacionales en sentido democrático.
Es evidente que el circo parlamentario de la partidocracia española no va a ser mejorado por el asamblearismo callejero de los indignados. Pero, ¿por qué tanto los indignados como las tractoradas rehúyen de partidos y sindicatos? ¿Es una razón por la cuál debamos tener esperanzas de que esté próxima la libertad política colectiva?
A pesar de que me esfuerce en simpatizar con los diferentes segmentos de la población: hosteleros, trabajadores por cuenta ajena, agricultores, autónomos… En conciencia, no puedo apoyar sus demandas segmentarias, a pesar de que manifiesten no estar alineados con partidos y sindicatos.
Es muy simple: debido a la brutalidad política que recibe la sociedad civil de las diferentes facciones estatales, ésta no puede alinearse con una facción concreta por varias razones.
La primera es que los súbditos sólo recuerdan en momentos críticos que no tienen mecanismos para forzar a los políticos a que los representen, ni que cumplan sus programas, ni siquiera las leyes. Se enfrentan a déspotas.
En segundo lugar, las manifestaciones asépticas (sin afiliaciones partidistas, pero si segmentarias) buscan en esta estrategia la simpatía de la sociedad civil, ya que bajo el pretexto de no afiliación, son parte nacional. Pero parte al fin y al cabo, con demandas para su sector, y que no van a arreglar la causa del problema que llevamos padeciendo décadas y décadas, en todos los ámbitos de la vida civil.
Está por ver ahora si el descontento civil, en sus diferentes segmentos, parirá más engendros políticos a modo de facciones estatales. El destrozo que este régimen ha perpetrado a la nación y al Estado españoles —sobre todo a la nación— es ominoso.
Después de haber escuchado algunos comentarios de agricultores y ganaderos, ellos tienen muy claro que el régimen es el problema, porque sin el régimen la agenda 2030 no existiría en España. Ejemplos:
https://www.youtube.com/watch?v=CDXfJYI2zpY
https://www.youtube.com/watch?v=-BI-XlYw2WA
Cierto que es posible que no sean todos, pero al menos a esos hay que apoyarlos y a los demás informarlos, pero hay que estar ahí dando la batalla. No sé hasta que punto es bueno desentenderse de todo este movimiento. Es más estoy convencido de que hay que estar con ellos aportando opciones e informando a todos aquellos que no han considerado dichas opciones.
Estimado Antonio,
Un buen termómetro para conocer el nivel de conciencia de la ciudadanía respecto al régimen que padece es el resultado de las votaciones.
El motor de estas manifestaciones es ir en contra de la agenda 2030, aunque haya individuos que propugnen la lucha por la Libertad.
Otra cuestión es el carácter espontáneo de las movilizaciones, semejante también al 15M en que parece no fraguarse una acción unitaria.
Sin más, reciba un saludo
Muchísimas gracias por el comentario. No es viable ir contra la agende 2030, sin ir contra el régimen del 78. Por otra parte, no veo demasiada conexión entre el 15M y las tractoradas. Conozco bien el mundo rural y poco tiene que ver con un movimiento urbanita. No creo que sea lo mismo luchar por la supervivencia que por ideologías indefinidas.
Sin más; mis más cordiales saludos.
Extraordinario artículo, muy bien puesto el fiel de la balanza, donde corresponde.
Gracias por sus comentarios, Marce y Antonio.
Creo que si mañana los políticos anulan la agenda 2030 y se vuelve a la política agraria anterior que contente a los agricultores, se acabarían las manifestaciones. La prueba de esto es la participación en las últimas votaciones.
Saludos