Como estrecho colaborador profesional y político y como amigo de D. Antonio García-Trevijano durante los 24 últimos años de su vida, he observado con profunda preocupación, y no menor estupefacción, cómo ciertos individuos, carentes de escrúpulos y de auténtico compromiso con la verdad, han emprendido la tarea de distorsionar y manipular su obra y pensamiento. Estos farsantes, aprovechando su ausencia física, se han erigido en falsos profetas de una doctrina que o no comprenden o, lo que es peor, no respetan, utilizando su nombre como estandarte para sus propios fines espurios.
Estos impostores han encontrado en plataformas como YouTube, podcasts y otros medios digitales los vehículos perfectos para propagar sus tergiversaciones. Y se hacen llamar repúblicos. Con discursos vacíos y retórica hueca, pretenden confundir a quienes buscan una auténtica comprensión de la realidad política y social, desviándolos del camino de la verdad y la libertad política colectiva que siempre defendió.
Lo más bochornoso es que, tras la partida del maestro, hayan surgido asociaciones que, usurpando su nombre, se presenten como continuadoras de un legado intelectual y de la acción que es único y no admite doblez. Sin embargo, lejos de honrar los principios y valores que siempre sostuvo, estas organizaciones se dedican a falsear sus ideas, alejándose deliberadamente del Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional (MCRC), la asociación que fundó con el propósito claro de instaurar una democracia en España.
Estos falsarios, en su afán de protagonismo y poder, han traicionado la esencia misma del pensamiento político español más original tras la Segunda Guerra Mundial, promoviendo interpretaciones erróneas y desviadas que solo sirven para alimentar sus propias ambiciones. Han convertido la noble causa de la libertad política en un espectáculo mediático y telemático, desvirtuando el mensaje y confundiendo a los incautos.
Es imperativo que aquellos que buscan la verdad y desean continuar la lucha por una auténtica democracia se mantengan alerta ante estos engaños. No debemos permitir que la memoria y el legado de una vida dedicada a la defensa de la libertad sean mancillados por oportunistas y charlatanes. La integridad de nuestros principios y la pureza de nuestra causa dependen de la capacidad de discernir entre quienes verdaderamente procuran la libertad política colectiva y quienes, bajo la máscara de la palabra «repúblico» y mancillando tan honroso concepto, solo persiguen sus fines ideológicos, cuando no directamente su propio beneficio.
La consecución de la república es un camino arduo y requiere de un compromiso sincero y desinteresado ad extra y racionalmente egoísta ad intra. No podemos permitir que los farsantes desvíen nuestra atención ni diluyan la fuerza de nuestro movimiento. Mantengamos viva la llama de la verdad, defendamos con firmeza nuestros ideales y desenmascaremos a quienes, con sus artimañas, intentan socavar la noble causa de la democracia española. El próximo 1 de marzo se celebrará la asamblea ordinaria del Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional, con el estreno después, a las 19:00, en el Colegio Mayor Elías Ahuja de Madrid de la obra de teatro Patología de la Transición, dirigida por Alberto Gálvez y basada en la acción de García-Trevijano. No hay mejor ocasión para reivindicar a D. Antonio.