La propaganda de los partidos monárquicos autodenominados de izquierdas, debe recurrir a la falsa propaganda del sistema proporcional, para poder seguir cobrando del Estado monárquico tras haber desindustrializado la nación y haber sumido a la clase obrera en el paro, la marginación y la precariedad. El verdadero problema radica en que la izquierda política no puede existir con el sistema proporcional de listas en los estados financieros. El sistema de listas únicamente favorece la interlocución entre el jefe de partido y los grandes financieros para seguir dando de comer a los zampatortas aprietabotones que medran por un lugar en la lista electoral mediante la adulación al jefe. La única posibilidad para que la izquierda pueda existir en Europa Occidental es hacer de la asamblea vecinal, del distrito electoral o monada republicana, el sujeto de la acción política. En estas condiciones, el mandato imperativo de la asamblea de vecinos a su representante hace que éste pueda defender fielmente sus intereses ante las corporaciones sin rostro. Es la única forma de que los problemas concretos del vecindario puedan ser atendidos por la nación. Supone una descentralización política tal que la presión de los lobbies se diluye y se controla de forma efectiva. Con el sistema mayoritario uninominal a doble vuelta con capacidad para deponer al representante, éste acude a la asamblea vecinal cada quince días, ante la cual rinde cuentas en primer lugar, y posteriormente escucha y recibe las peticiones de sus electores. Si éstos encontraran que el representante no cumple las promesas por las que fue elegido, le pueden revocar el mandato. Al recibir el sueldo de la mónada o distrito electoral y no del partido-Estado, el representante está sujeto a sus vecinos. Si aquel no cumple con las peticiones de la asamblea, se le retira el sueldo y el cargo, si se desayuna los ágapes servidos en las bandejas de plata de los poderosos, en contra de sus vecinos, se le destituye; si no cumple sus promesas, se le despide. La mónada actúa políticamente no sólo a través de un control institucional, sino que puede habilitar los espacios públicos donde el discurso conforma la política adecuada a la realidad. La doble retroalimentación, de la nación al distrito y de éste a la nación representada en la cámara de representantes conforma una unidad integradora de todas las dimensiones de la política y de lo político. Atendiendo exclusivamente a la motivación justa de un sistema electoral democrático, el sistema uninominal mayoritario es el único que cumple con la regla 1 hombre = 1 voto y es el único que garantiza la libertad política pues permite que un candidato independiente, sin filiación partidista, pueda presentarse ante sus vecinos para poder ser portavoz de sus intereses.