Jesucristo expulsó del Templo a los banqueros que tenían el monopolio de “emitir” monedas.
En el evangelio de San Juan, II, 13.2 podemos comprobarlo: “Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén, y halló en el templo vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y cambistas sentados. Hizo un azote de cuerdas, y los echó a todos del Templo con las ovejas y los bueyes, tiró las monedas de los cambistas y volcó las mesas. Y dijo a los vendedores de palomas: “Quitad esto de aquí: no hagáis de la casa de mi Padre un mercado”.
Sus discípulos se acordaron que está escrito: “El celo de tu casa me devora”. Entonces los judíos le dijeron: “¿Que señal nos das para obrar así?” Jesús les respondió: “Destruid éste templo y en tres días lo levantaré”. Los judíos le replicaron: “Se edificó el templo en cuarenta y seis años, ¿Y tú lo levantarás en tres días?” Más Él hablaba del Templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos que ya lo había dicho, y creyeron en la Escritura y en la palabra de Jesús.”
Así, la Libertad constituyente primero, y la República Constitucional después defenderá (pacíficamente) la no intromisión de la Banca y el estado en las elecciones democráticas al presidente de gobierno y jefe del Estado (el Presidente de la República Constitucional) y en la elaboración y promulgación de las leyes de España.
Con las elecciones en cada distrito o mónada por la regla de la mayoría se elegirá una Cámara de representantes que con una institución salida de ella misma, el Consejo de Legislación (mediación entre el estado y la sociedad), se encargará de “hacer” las leyes de la nación.
Ni los candidatos ni los diputados podrán recibir dinero de la Banca ni subvenciones del Estado.
La fuente de la corrupción actual, además de la inexistencia de la independencia de la justicia, proviene de que los partidos están subvencionados por el estado, son unos órganos más del estado.
Los partidos políticos han dejado de ser un grupo de personas partidarias de un candidato al que ayudan y apoyan para su elección libre por parte del distrito. Los partidos estatalizados imponen sus nombres a los electores, que no eligen realmente y no están representados. Y sin embargo están sentados allí, en el Templo de la representación, pero ese falso Templo “ no es más que una irresponsable payasada bien retribuida” ( TPR, página 514, Antonio García-Trevijano )
Los comentarios a la “única escena de violencia (a las cosas) de Jesucristo en el Evangelio” insisten en el uso de la misma por parte del Hijo de Dios en legítima defensa de la dignidad del Templo o Casa de Dios, actuando como el enviado de Dios, como el Mesías, en la interpretación de la época en que ocurrió, del espacio (el templo de los judíos) y en la motivación de Jesús par hacer lo que hizo.
Olvidan que en la Biblia (los Evangelios) está escrito expresamente que “Jesús hizo una azote de cuerdas”, es decir, un látigo; lo que dicha acción tuvo que llevarle un tiempo y un pensamiento e intención.
Ese pensamiento no pudo ser otro que el siguiente: la representación más sagrada de D´-s en la Tierra no puede estar viciada por el mercado y el dinero.
Pensamiento semejante al pensamiento de los repúblicos en la representación marsiliana ( que no marxista) de los electores.
¿Qué lectura política actual tiene la expulsión de los banqueros por parte de Jesús para los repúblicos que fundamentamos la democracia en una verdadera representación política y en el mandato imperativo?
La representación del distrito electoral y la elección del presidente de la república constitucional no pueden estar viciadas por el interés de los banqueros ni del mercado, ni tampoco por el estado mismo. La representación república es sagrada. La representación política debe ser pura como la elección y representación del Creador en la Tierra.
Obra de: El Greco, Jesús echa a los mercaderes del templo.
Antonio Muñoz Ballesta.