Durante el debate de investidura de Pedro Sánchez ocurrido ayer, 15 de noviembre, se han sucedido un par de declaraciones que me gustaría comentar. Comenzando con una confesión de Santiago Abascal que desvela la mentira de su discurso y expone la contradicción permanente a la que se enfrenta con la defensa de la supuesta Constitución, así como de la supuesta separación de poderes que presuntamente Sánchez va a liquidar con la ley de amnistía. En esta línea dice Abascal en algún momento de su intervención: «El señor Sánchez, con quince mil millones de todos los españoles y con la Constitución ha negociado para obtener el poder personal y para aguantar en ese sillón».

De este modo el propio Abascal reconoce por sí mismo que lo que está haciendo Sánchez está dentro del papelito ese que llaman Constitución. ¿Que la ley de amnistía no? Bueno, pero la capacidad para hacerla y que más tarde le digan que sí en Congreso y Tribunal Constitucional, la tiene.

Ya decía Antonio García-Trevijano que la Constitución del 78 dura porque no se cumple, ya que si se cumpliera al pie de la letra sería el acabose. Tanto es así que los propios independentistas se amparan en el artículo 2 para justificar sus reclamas nacionalistas, una de tantas aberraciones que se recogieron en la norma fundamental del reino para contentar a todos los implicados en la traición al pueblo español y que se dio por parte de aquellos líderes de partidos salidos de la clandestinidad durante La Transición; o mejor dicho, la transacción.

Pero es que aún hay más, pues antes de la cita analizada anteriormente, el propio Abascal dice: «Nos decía un señor por la calle antes de llegar aquí, que si un candidato de una alcaldía con su propio dinero compra a los concejales para que le den el apoyo, sería detenido, juzgado y encarcelado».

Para empezar, la analogía no es acertada entendiendo que pretende compararlo con lo que ha hecho Pedro Sánchez, ya que Sánchez ni siquiera ha comprado a nadie con su propio dinero. Es que además el alcalde de un ayuntamiento en España no necesita comprar a los concejales porque estos ya dependen del propio partido, cumplen las órdenes del partido porque no son representantes políticos sino empleados a sueldo de los propios partidos, como te obedecen a ti los diputados cuando deben votar lo que les dictas en el Congreso y como también obedecerán a Sánchez los del suyo para investirlo presidente.

Finalmente querría acabar aclarando una cuestión que comentó Yolanda Díaz durante el día de ayer y que dice así: «Le quería decir al señor Abascal que en una democracia los partidos políticos reciben financiación pública, como la recibe VOX. El pasado año, nada más y nada menos, que diez millones de euros. En una dictadura, señorías, no pasan estas cosas».

Con estas grandilocuentes palabras, con un tono enérgico y acompañadas de bruscas gesticulaciones, se dirigía a Abascal desde su púlpito. Pues cabría recordarle a la señorita Díaz que en la Segunda República los partidos todavía no cobraban subvenciones del Estado, eso llegó con los regímenes totalitarios, como el fascismo. Supongo que no se sentirá muy orgullosa de estar al frente de un régimen más parecido al fascio de Mussolini que al régimen cuasi parlamentario de la Segunda República, ¿verdad?

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí