La semana pasada terminé mi análisis con la afirmación de que Rajoy estaba contra las cuerdas. Me quedé muy corto, la situación es mucho peor. La percepción general sobre nuestra situación ha empeorado drásticamente. La cosa empezó el miércoles con la demoledora afirmación del analista jefe de Citibank que da título al análisis de hoy: estima una caída del PIB del 2,7%, lo que coloca a España literalmente al borde del abismo. Y eso que ni Citi, ni nadie, parece haberse percatado todavía de las rectificaciones de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid sobre los déficits 2011 como consecuencia de una mayor caída de ingresos, un factor común extrapolable al conjunto de CCAA y consistorios, que eleva el déficit público oficial del 8,51% al 9,2%, 7.400 millones de euros más, lo que convierte en pura fantasía el objetivo pactado con la UE de reducirlo al 5,3%.
Pero no solo ha sido Citi. El diario Financial Times señalaba el viernes que “los coste de endeudamiento de España se disparan” en un artículo que ocupaba la página 7 al completo titulado Gathering gloom (Oscuridad creciente). En él, explica que, desde el cambio de Gobierno, mientras el coste de las obligaciones a diez años de Italia ha caído 180 puntos básicos, la de España ha crecido 39, hasta un 5,53%. Esto hace inasumible el coste de nuestro endeudamiento. El sábado nos dieron la puntilla: el primer ministro italiano Monti, uno de los mejores profesionales económicos de Europa, y no un pusilánime registrador de provincias, afirmó que “España está dando motivos de gran preocupación a toda Europa porque sus tasas de interés no son asumibles, y no está prestando atención a las cuentas públicas”. Una descalificación brutal, pero rigurosamente cierta.
¿Qué razones han llevado a tan tremenda descalificación en menos de 100 días de gobierno? Pues que ninguna de las medidas tomadas es relevante para reducir déficit, como comprometerse a no dejar quebrar a ninguna entidad territorial o financiera, por desastrosa que sea su gestión, y, en lugar de procesar a los responsables, entregarles un dinero que España no tiene, endeudándonos masivamente. Al Estado ya no le quedan más que 57.000 millones de euros de “libre disposición”. Ya no hay para financiar España, mientras CCAA y compañía disponen de 240.000 millones. Rajoy les ha premiado con ríos de nuestro dinero tras renunciar a controlar su correcta asignación, que se realiza de forma totalmente disparatada.
Durante tres largos meses, la casta política irresponsable y corrupta dejó a España a la deriva, lo que ha convertido la desaceleración iniciada en junio en un desplome durante el cuarto trimestre. Por primera vez en la historia, España sufre una doble recesión, aunque tal y como van las cosas ésta no va a ser la peor de las noticias. La lucha por el poder, el hacer caja y el blindar a los suyos fueron las únicas preocupaciones de la casta.
España regresa al absolutismo
¿Qué clase política es capaz de dejar una nación en grave crisis tres meses a la deriva? Solo la monarquía oligárquica, que desde el 77 rige los destinos de este desventurado país, es capaz de tamaño desafuero. La misma que tiene el cinismo y la desvergüenza de reunirse en Cádiz para festejar una Constitución cuyos principios de democracia, igualdad y soberanía nacional se niega a aplicar. España se encuentra hoy igual que hace 200 años, durante el absolutismo. Hoy, como entonces, los españoles hemos permitido que el Estado se corrompa hasta la médula.
Hoy, como bajo el absolutismo, siguen existiendo castas privilegiadas, como la política, la bancaria o la sindical. Hoy, como bajo el absolutismo, cuando alguien (UPyD) propone la revisión de un Estado corrupto e inviable y la implantación de una democracia real, la casta política se indigna, cierra filas en el Parlamento y rechaza frontalmente todo cambio que suponga una merma en sus privilegios, mientras medios y plumas mercenarias aplauden el rechazo. Hoy, como entonces, los españoles no pagan impuestos iguales: las grandes fortunas, los partidos y los sindicatos están exentos de impuestos, y, por supuesto, son no iguales ante la Ley. La casta está por encima de la Ley o es indultada.
Hoy, como entonces, se mantienen los fueros medievales en País Vasco y Navarra -un expolio de 9.000 millones anuales– y la Corona sigue sin responder de nada, igual que la casta política. No existe unidad de mercado y siguen existiendo barreras enormes para la apertura de empresas. Mientras en estos dos siglos en toda Europa se han consolidado democracias avanzadas, España sigue secuestrada por una monarquía oligárquica corrupta. Y Rajoy, ante la fulgurante escalada separatista de CiU, con una irresponsabilidad y una cobardía inauditas, permanece callado. La ruptura de España no va con él.
El profundo deterioro de nuestras cuentas públicas
En el cuarto trimestre de 2011, la mayoría de indicadores cayeron de tres a cuatro veces más que en el tercer trimestre. Pero, lo más relevante, fue la deuda pública de 2011, que el FT estima en casi el 90% del PIB. La deuda computable ascendería a 735.000 millones, el doble que en 2007, o el 68,5% del PIB. Pero la importante, la deuda real, los pasivos en circulación, era de 880.000 millones en el tercer trimestre, y se estima que superará los 960.000 millones tras incorporar la deuda oficial y la oculta en el cuarto trimestre. Y, finalmente, a esto hay que sumarle los pasivos contingentes por valor de 168.000 millones (avales bancarios, 98.000; FROB, 15.000; ICO 27.000; déficit eléctrico, 25.000; y déficit de autopistas, 3.000), de los cuales mas de la mitad serán ejecutados. Irlanda es un buen ejemplo. En total, la deuda pública 2011 supera el billón de euros o el 97,5 % del PIB.
Aunque lo realmente dramático es que los PMI (indicadores adelantados) de servicios, industria y construcción a febrero muestran un hundimiento de la economía del 4% en el segundo semestre. También, que el paro y el déficit del Estado han batido todos los records. El paro y las afiliaciones a la Seguridad Social registraron en solo dos meses un incremento de 289.000 personas y un descenso de 332.000, respectivamente. Cifras no solo muy por encima del año anterior: son la mitad de lo previsto por el Gobierno para todo el año. La Seguridad Social perderá probablemente un millón de afiliados en 2012, lo que, de un lado, hace insostenible el sistema de pensiones y, de otro, ridículas las previsiones del Gobierno, según el cual no aportaría ni una décima de negatividad al déficit.
Y en cuanto al déficit del Estado, enero muestra un déficit doble que enero de 2011. No es extrapolable, pero el comienzo no puede ser peor. Pero, además, el déficit en 2011 (8,51%) está infravalorado. Madrid acaba anunciar una caída de ingresos de 1.000 millones por encima de lo estimado, un auténtico desastre porque es un factor común a todos, en conjunto unos 5.000 millones si suponemos la caída proporcional a los PIB de cada CCAA. Lo de los ayuntamientos ya es de chiste: Madrid capital, 8 de marzo: “Hemos cerrado 2011 con déficit cero”. Siete días después, 15 de marzo: “Hemos cerrado 2011 con un déficit de 598 millones”. Haciendo el mismo cálculo, proporcionalidad al PIB, el déficit de los ayuntamientos ascendería a 2.400 millones. El déficit público 2011 es el 9,2% del PIB, o 7.400 millones de euros más.
El ajuste en 2012 deberá ser brutal: 42.000 millones, siempre que los ingresos se mantengan. Si caen en 14.000 millones, como indican los PMI, el ajuste fiscal debería ser de 56.000 millones. Y, por si fuera poco, el petróleo y el gas suman otro problema: dependemos el doble que la media de la UE, por las desastrosas políticas energéticas del PSOE y del PP; cada 10% más en el precio reduce el PIB 0,7 puntos. El viernes conoceremos los Presupuestos 2012. Pero con un gasto “discrecional” del Estado de solo 57.000 millones, CCAA, Diputaciones, empresas públicas y demás que gastarán 240.000 millones, que no esta en los PGE, ¿cómo va a reducir el gasto?; ¿cómo no va clamar Monti por la irresponsabilidad de Rajoy con las cuentas públicas? Y, sin embargo, arreglarlo es sencillo.
El problema de España no es económico, es político. Quien no entienda esto no entiende nada de lo que está pasando aquí. Ni se ha molestado en sumar dos y dos. Mientras no cambie la estructura del Estado y los privilegios de las castas política, empresarial y financiera, España no tiene solución. La eliminación de las CCAA, las diputaciones, el Senado, el 90% de las empresas públicas, la mitad de los ayuntamientos y las subvenciones reduciría el gasto en 120.000 millones. La eliminación de las deducciones y exenciones fiscales a las grandes empresas, que apenas crean riqueza y empleo, nos ahorraría 60.000 millones. Pero Rajoy no lo hará; recortará salarios y prestaciones, subirá impuestos y provocará una deflación tan brutal como innecesaria.
O cambian este Gobierno de insensatos y pusilánimes por tecnócratas, como en Italia, o como Franco en el 59 (que iniciaría así el periodo de mayor crecimiento de nuestra Historia), o esta casta política incompetente nos llevará a la ruina. En 2011, las salidas netas de capital ascendieron a 68.000 millones y a 109.000 el déficit de la balanza financiera, un problema de financiación insostenible. Mientras, Rajoy dilapida el dinero en CCAA y cajas inviables. España será la nueva Grecia.