MARTÍN-MIGUEL RUBIO.
En la despedida de Chelo
Curso 2012-2013
Siempre Chelo nos consuela,
Nos consuela siempre Chelo,
Y con su nombre parlante,
Que invita al dulce sosiego,
Cura al niño trabucante,
Oculto tras el silencio,
Rompiendo el mágico lazo
Que lo mantenía preso.
Del alumno con sordera
Saca muy elocuente verbo,
De quien no oyó el ruiseñor
La dulzura de tu celo
Rompe todas las barreras
De la cúpula del cielo,
Como el avión supersónico
Que truena y truena en su vuelo.
Volaron voces de niños
Desde una jaula de hierro
Cuyos barrotes serró
La lima buena de Chelo.
Primer Rey de los franceses,
Magnífico Hugo Capeto,
Supo hablar a su Adelaida
Aún sorda de nacimiento,
Pues que consigue el milagro
El santo amor del maestro.
Tu gran sensibilidad
Teñía a tus compañeros,
Y los niños con problemas
Vistos en tu desempeño
Recibían el cuidado
De los enseñantes nuestros.
Siempre te recordaremos
Con tus saberes discretos,
Con tu trabajo callado,
Que daba tanto provecho,
En lo más alto del Centro,
En la azotea del cielo.
Lágrimas vierten ahora
Alumnos y compañeros
Cuando un año más no sigas
En tus altos aposentos,
En que un año muy lejano,
Grabado con rojo acero
En mi entraña más oculta
Se hablaba latín y griego.
En donde las Musas clásicas
El oro y plata llovieron,
Después nacieron milagros
Que al sordo hablar concedieron.
Vete en paz, que no vas sola.
Y en tu ausencia ten consuelo,
Que el destino que te saca
No te echará de mi pecho.
Lágrimas vierten tus ojos,
Suspiros lanza tu pecho,
Y tu roja cabellera
La desenredan los vientos
Porque nos dejas a todos
Cual sin norte marineros.
Buena suerte, compañera,
Y que se cumplan tus sueños
En todos aquellos niños
Cuyas gargantas volvieron,
Y también de los demás
Cuyos oídos se abrieron.
Tu voz de cristal sonoro
Oímos en los conciertos
Donde se elevan a Dios
Los gozos y sufrimientos,
Y esa tu prosodia aguda
Toca todos nuestros huesos;
Porque tenemos grabada
A la compañera Chelo,
Hasta que prosodia grave
Acompañe nuestro entierro.
Nuestro compañero César
Piropea en otros términos,
Pero dirían lo mismo
Que aquí dicen estos versos.
Pelirroja de ojos celtas,
grulla de nobles acentos,
este poema se acaba
y mi forminge ya cuelgo.
El Instituto será
valle enorme de tu eco
y los vientos del futuro
desatarán tus cabellos.
¡Suerte siempre, compañera,
en esos nuevos senderos!
Natura os vistió de grana,
color grave, alegre y bueno.