Por la mañana, te levantas y escuchas la palabra rescate en el telediario, luego comes con la prima de riesgo, y por fin te acuestas con las declaraciones de unos y otros políticos al respecto. Rescate, gran falacia.
¿Qué es un rescate? Según la R.A.E. “un dinero con que se rescata o que se pide para ello”. Rescate se paga cuando se produce un secuestro. Las unidades de salvamento marítimo rescatan a los pescadores cuando sus barcos zozobran. Los bomberos arriesgan sus vidas rescatando personas atrapadas por el fuego. ¡Rescate! ¿Quién va a rescatar España? La palabra rescate es en este caso un insulto a la inteligencia, una soberana gilipollez, una pantomima, una trampa, una mentira, un engaño. Medios sí y medios también, temerosos de perder sus licencias radiofónicas y televisivas, adscritos al régimen, cómplices, repiten día tras día la palabra rescate como una poción mágica para difundir el circo político y confundir sobre la catástrofe económica.

Rescate, señores. Hablan de rescatar el régimen, de cubrir las espaldas a quienes han saqueado las arcas de la Nación en nombre del Estado, a quienes han malversado nuestros fondos, a los que han hecho cenizas nuestro patrimonio colectivo y han privado de libertad política a la Nación Española durante estos más de treinta años de partidocracia. “Rescatarán” las cajas podridas por los políticos, las instituciones multiplicadas e infestadas de amigos y familiares de los políticos, las estructuras de financiación de los partidos y los sindicatos, rescatarán el régimen que nos ha llevado hasta donde estamos, mientras el pueblo español observa con pasmo el desenlace de este fraude de fraudes, de la canallada al cuadrado que supone la descarada impunidad de los ladrones, de los manirrotos, de los que han tirado por la borda con sus políticas populistas de interés siempre personal y nunca general el bienestar de las familias españolas, verdaderos pilares de nuestra Patria.

¿Quién rescata a las familias empantanadas? ¿Quién rescata a los más de cinco millones de parados? ¿Quién rescata a los desempleados sin recursos que han perdido su patrimonio al no haber podido hacer frente a sus deudas? ¿Quién rescata a los que necesitan asistencia y ya no disfrutan de la cacareada ley de dependencia? ¿Quién rescata a los millones de jóvenes sin futuro? ¿Quién nos rescata a nosotros? ¿Qué tiene que ver este régimen con nosotros? ¿Acaso el rescate del régimen de partidos no es sino la salvaguarda del estatus privilegiado de una casta política? ¿Es que hemos de seguir sosteniendo lo insostenible? ¿Acaso no incitó el Estado a los ciudadanos para que se hipotecasen a sabiendas de que algún día reventaría la burbuja? ¿Quién ocultó toda esta información? ¿Dónde está la pasta?  ¿Quién responde por la pobreza o la esclavitud económica de generaciones? ¿Dónde están los ejecutores de la trama del “Estado de bienestar”?
¡Idiotas! ¡Más que idiotas! ¡Hemos sido unos idiotas!

Hipócritas, mentirosos. ¡Estamos hartos de monsergas! ¡Cansados de la prima de riesgo, del rescate y de la manipulación de la crisis! ¡Hemos despertado a golpes!, iya sabemos que no intentan rescatarnos a nosotros!, ¡sino que sólo pretenden a rescatarse a ustedes mismos! Los políticos protegen a los políticos y a sus socios y amigos. Los partidos, como enormes aparatos del Estado que son, sólo desean que su lucrativo negocio continúe en el futuro.
Por ello luchan para superar la crisis, su crisis, a costa de lo que sea, caiga quien caiga, sobre las  familias, sobre las víctimas, sobre los incapaces, sobre los más débiles. El régimen se resiste a asumir la realidad ruinosa de los ciudadanos que lo sostienen a duras penas. Ahora nadie nos quiere prestar. ¿A quiénes? ¿A nosotros? ¿A los ciudadanos? ¡No señores! ¡Al Estado en crisis!, ¡a la mole de hierro que se va a pique mientras el agua la inunda a borbotones! ¡Cuánto sufrimiento!, ¡señores!, ¡cuántos damnificados! ¿Qué importan todos esos desgraciados que se ahogan bajo su propio país? ¡Nada! Aquí el único rescate que pretenden es el de los botes que navegan a la deriva capitaneados por los “salvadores”, los hombres fuertes de los partidos, los primeros que han abandonado el barco para construir otro régimen tras el rescate, de nuevo sin contar con los ciudadanos.

Paco Bono Sanz

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí