Cráneos de primates Sin duda, la contribución de Darwin con sus estudios sobre el origen de las especies ha sido un pilar fundamental para el desarrollo de la biología y otras disciplinas afines en el último siglo. Su teoría de la selección natural es la base de la síntesis evolutiva moderna, que ha logrado conectar el mecanismo de evolución (la selección) con la unidad de la misma (los genes). Esta selección natural es la responsable de que las características más favorables en un ambiente sean transmitidas a nuevas generaciones, mientras que las más desfavorables disminuyen su frecuencia (o incluso desaparecen). Para que esto ocurra, es necesario que exista una información que puede ser copiada y almacenada (los genes), y variación en esa información para que actúe la selección. Pero este principio de la selección natural no sólo se puede aplicar a los genes. En las últimas décadas se han desarrollado una serie de corrientes de pensamiento englobadas dentro de lo que se conoce como el Darwinismo universal, y que sostienen que el algoritmo que implica variación, selección y retención de la información, puede ser aplicado a otros campos del conocimiento aparte de la biología. En las ciencias sociales se han encarnado fundamentalmente en la sociobiología y en la memética. Ambas sostienen que la información cultural (memes) se transmite y mantiene por un proceso de selección natural: las mejores ideas, canciones, obras de arte, etc., se extenderán entre la población en detrimento de las peores. Pero siempre considerando el ambiente que las rodea, que determina si la selección será a favor o en contra. En un ambiente de consenso entre oligarquías políticas y de control de éstas sobre los medios de comunicación, la presión de selección va en contra de las ideas que promueven la libertad de los ciudadanos y el control de los mismos sobre sus gobernantes, y a favor de la servidumbre voluntaria. Se corre el riesgo de alcanzar una uniformidad “memética” en la población y de que desaparezca la diversidad de pensamiento. En este caso, los efectos sobre la sociedad civil serían desastrosos cuando se produjera un cambio en el ambiente, del mismo modo que las alteraciones medioambientales pueden ser letales para una población genéticamente uniforme.