Don Julio Anguita (foto: Jaume d’Urgell) Anda el bueno de Anguita, de una parte para acá, empeñado en dignificar la acción política de la izquierda. Es un político carismático como pocos, posee un aura que resplandece de forma mítica a través de unos ojos vidriosos desbordantes de principios. Porque Don Julio simboliza precisamente aquello de lo que carece la monarquía de partidos, el hombre que cuando habla del programa está hablando de lealtad a los principios, rara avis y majestuosa en tierras Ibéricas desgarradas por el oportunismo y la servidumbre.   Anguita ha declarado que “Los sindicatos son un apéndice del Estado” y con esta frase podría pertenecer al MCRC si no fuera por la confusión entre descentralización y democracia política que emana de su ruinosa y antihistorica propuesta federal, que además es contraria al principio federativo. Sin embargo, tiene mucho valor que alguien proviniente del partido comunista haya tenido la honradez y la inteligencia intelectual para denunciar que el invento fascista de la estatalización de los sindicatos, en un estado financiero incontrolable como el de la monarquía juancarlista, va a impedir que actúen como representantes de los trabajadores ante la escalada imparable de desempleo, su función será preventiva, similar a la del socialismo policial de los sindicatos Zubatov durante la revolución rusa y la huelga de masas tan sólo una protesta de impotencia y pretendida dignidad desde dentro del régimen monárquico, contraria a la República.   La pertenencia de España a la Unión Monetaria Europea y al tratado de Maastrich determina, mediate instituciones financieras supranacionales no sujetas al control democrático, que la deflación a través del aumento del desempleo sea la única salida a la crisis crediticia para España, una vez que la deuda pública haya servido para capitalizar sin condiciones a los grandes bancos españoles que siguen generando beneficios mientras la economía productiva se hunde. Rosa Luxemburgo escribió su obra huelga de masas, partido y sindicatos cuando los sindicatos alemanes se negaron a incluir la discusión sobre la huelga de masas en el Congreso de Sindicatos Alemanes que se realizó en Colonia  en 1905. Y Anguita podría integrarse en el MCRC cuando la realidad demuestre que los partidos y sindicatos estatales son elementos de servidumbre voluntaria del poder financiero, al servicio de la monarquía y el paro supere el 20%.

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