La insuficiencia política es la imposibilidad cognitiva y emotiva de afirmar la inexistencia de la libertad política, la separación de poderes y la representatividad en el régimen político español actual a pesar de que los hechos muestran lo contrario: los bancos son rescatados con el sueldo y trabajo de todo el pueblo. Y como tal situación de gnoseológica política no se mantiene en el aire por sí sola como lo hace el barón de Münchausen tirándose él mismo de su coleta, hemos de conjeturar posibles razones de su existencia. Distinguía Arturo Schopenhauer cuatro raíces de la razón suficiente de toda realidad. La causalidad para los cuerpos físicos, la deducción lógica para las conclusiones abstractas, la consistencia para los objetos matemáticos y el carácter y el motivo para las acciones humanas. ¿Y qué tipos de raíces es necesario distinguir para explicarnos la insuficiencia política actual en nuestro país? Hay que centrarse, por ahora, en tres caracteres típicos humanos y sus motivos. El político de partido, el intelectual y el periodista. El primero piensa en función del cargo que ostenta o que pretende y no en función de la representación de su elector; el segundo, el intelectual idealista, no puede liberarse (ni quiere) de la educación trasnochada que le justifica como propagandista de unas ideas abstractas que cree se derivan unas de otras por deducción y que, por definición, no pueden ser refutadas con los hechos reales – verdaderos productores de las ideas-; y el periodista (incapaz de investigar los hechos políticos) imagina relatos en función de las apariencias y rumores. Los tres consiguen hacer convincente lo que los hechos refutan. Periodista y político