Hace tan solo una semana el Presidente Sarkozy anunció a bombo y platillo que la crisis de deuda soberana europea se resolvería el día 23 de octubre. A día de hoy, no hay ningún indicio de que la crisis política europea pueda ser resuelta y en lo concerniente a la crisis económica, tendremos que esperar hasta el miércoles. Europa existirá mientras pueda ajustarse a los intereses nacionales de las dos potencias que la dominan, Francia y Alemania. Y la divergencia económica entre estas dos naciones hace cada vez más difícil la toma de decisiones comunes en el seno de la desunión europea. Países comparsa como España, no cuentan. Durante estos días, franceses y alemanes se han puesto de acuerdo en algo, el Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera debe ser la empresa que saque del agujero a las maltrechas economías del Euro. Es decir, la solución no es novedosa, consiste en pagar deuda emitiendo más deuda. Ahora bien, cómo dotar de fondos suficientes a esta empresa de deuda debe pasar necesariamente por no poner en peligro la triple AAA de la calificación de deuda francesa por una parte, y además debe contentar al Bundestag alemán y al fantasma inflacionario que sobrevuela las mentes germanas desde los años 20 del siglo pasado. Merkel con una presión popular cada vez mayor en contra de los rescates nacionales con dinero público alemán, tiene cada vez más difícil el rescate de su propio sistema financiero, el cual ha ido soltando lastre de la deuda griega que acumulaba.   La solución francesa para la eurozona, consiste en dotar de una licencia bancaria al Fondo de Estabilidad Financiera para que pueda financiarse directamente a través del BCE. Una medida que causa horror entre la ortodoxia del Bundestag. En su lugar, los alemanes prefieren perpetuar las soluciones erróneas que han llevado al colapso financiero. Merkel se ha apresurado a decir que la idea francesa está muerta. La solución alemana podría convertir la deuda europea en instrumentos estructurados, los que se pueden trocear en varios paquetes con distinta calificación del riesgo. Una forma de evitar la inflación y de dispersar el riesgo que ha hecho que éste sea sistémico e invisible con la consiguiente crisis de confianza, es decir criris de ignorancia. En palabras del propio Trichet en un discurso pronunciado hace un año: "Habíamos pensado que el sistema financiero podría absorber cualquier shock. La teoría del portafolio había demostrado que la dispersión del riesgo individual atenuaría el riesgo agregado. Pero la incorrecta medición del riesgo multiplicó la exposición, y la asunción de riesgos similares por los participantes del mercado incrementó el potencial de contagio. Durante el proceso, aprendimos que dispersión    no    significa    necesariamente diversificación efectiva.".   Por otro lado, la partidocracia griega sigue haciendo estragos en el país. El miércoles y jueves pasados asistimos a una huelga general secundada por los sindicatos verticales antes de celebrarse el voto en el parlamento griego sobre las medidas de austeridad propuestas por el Fondo Monetario Internacional. El paquete fue aprobado en su conjunto, aunque el ex ministro de trabajo Louka Katseli, voto en contra del articulo 37, concerniente a la negociación colectiva. Esto le valio ser expulsado del PASOK dirigido por Papandreu, en una de las mejores demostraciones de disciplina de partido que el sistema proporcional nos hay brindado. La violencia se vivió en la calle cuando grupos anarquistas atacaron a los sindicalistas oficiales que protegían al parlamento que no les ha recortado las millonarias subvenciones estatales a pesar de haber aumentado el desempleo y haberse reducido los sueldos de los trabajadores de forma drástica.

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