Uno de los jueces del Tribunal Supremo que condenó a Gómez de Liaño dice que “no le agrada” la apertura de diligencias por prevaricación contra Garzón. El ex magistrado de la Sala Segunda, D. Gregorio García Ancos, que condenó al juez Javier Gómez de Liaño por su actuación en el “caso Sogecable”, mostró públicamente su disgusto por la admisión a trámite por el Alto Tribunal del que un día formara parte, de la querella del sindicato Manos Limpias contra Baltasar Garzón. García Ancos y Bacigalupo saliendo del TS En declaraciones a los medios al término de un acto en homenaje a los Ministros de Justicia “de la democracia” en la que lo más granado de la judicatura española rindió convenientemente pleitesía a los políticos que la han dirigido desde el año 1.978, García Ancos destacó que la implicación del magistrado de la Audiencia Nacional en una investigación por prevaricación “es muy delicada” ya que se trata de “un juez respetable”. Respeto que al parecer no le merecía Gómez de Liaño cuando fue convertido en pieza de caza judicial por orden de uno de los empresarios favoritos del régimen. A pesar de las preguntas de los periodistas, D. Gregorio no quiso referirse a su actuación en la condena a Liaño, que calificó como “historia pasada”. Gómez de Liaño fue condenado en 1.999 al pago de una multa y a la prohibición de ejercer cargos públicos, como el de Juez, durante quince años. En julio hará un año que el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos condenó a indemnizar al Magistrado con 5.000 euros en concepto de daños morales al considerar que no tuvo un juicio justo en territorio patrio, señalando expresamente que el proceso por el que resultó condenado no fue “independiente ni imparcial”. La sentencia europea destacaba que los miembros del Tribunal que le condenó, incluido García Ancos, intervinieron en numerosos actos de instrucción de la causa anteriores a la resolución condenatoria, entre ellos la admisión de la querella en su contra. El Tribunal de Estrasburgo subrayaba además que magistrados que firmaron la sentencia como el propio Ancos o Enrique Bacigalupo Zapater decidieron no apartarse de la causa por iniciativa propia, a pesar de que Gómez de Liaño solicitó hasta en dos ocasiones su recusación.