Las dos cuentas bancarias que Iñaki Urdangarín tiene en Suiza poseen un saldo que está lejos de ser testimonial: 700.000 euros. La comisión rogatoria del juez José Castro las ha encontrado y ahora podría sumar a los delitos de prevaricación, malversación de caudales públicos, fraude a la administración y falsedad documental, uno nuevo: delito fiscal, castigado con una pena de entre uno y cinco años de prisión y una multa de hasta el sextuplo de la cantidad defraudada.
Trevijano reflexionó sobre este asunto en los informativos de Radio Libertad Constituyente y lo hizo desde varios puntos de vista. En primer lugar precisó que la rebelión fiscal y la huida del capital para buscar refugio en el exterior no era siempre un acto moralmente punible, pues ocurrió durante el régimen de Franco porque este arraigaba en la tradicional falta de libertad española y eso generaba inquietud en los capitales.
Aún antes sucedió cuando el escritor, poeta y filósofo norteamericano, Henry David Thoreau, el gran amigo de Emerson (líder del Nuevo Pensamiento), escribió su libro “La desobediencia civil” (1894). Thoreau, cuya efigie está presente en el Panteón de los Héroes Norteamericanos de la Universidad de Nueva York junto a Washington, Franklin, Emerson y Lincoln, es un ejemplo de virtudes cívicas y de la superioridad de la rebelión civil sobre la violencia.
Sin embargo, el caso de Urdangarín es diferente al que teorizó Thoreau. “Botín y Urdangarín tienen cuentas en Suiza porque si perteneces a la oligarquía no te imputan un delito fiscal. Sólo es aplicable a los ciudadanos desconocidos”.
“Cuando se gana dinero de forma opaca, también se esconde de la misma forma. Urdangarín hasta ahora había sorteado el delito fiscal, pero ahora ha puesto una pica en Suiza”.
El abogado y notario afirmó que además es inmoral que Urdangarín o Botín tengan su dinero en Suiza y no en la banca española: “es una inmoralidad y una sinvergonzonería porque ambos han ganado su dinero en España gracias a sus privilegios, y no en una lucha abierta y libre en el mercado. Se enriquecen porque tienen el BOE y con él se adjudican contratos públicos, concursos y licencias. Lo tienen todo y además lo tienen fuera, lo cual es una doble inmoralidad, por la manera de ganarlo y por la de esconderlo”.
