Temiendo que el 25-S pudiera convertirse en una multitudinaria manifestación popular frente al Congreso que después los sacara de los Palacios de la Zarzuela y la Moncloa, el rey Juan Carlos y el presidente Rajoy decidieron al alimón ausentarse de España y poner rumbo a EE.UU. Desde allí intentaron contrarrestar la imagen de protesta ciudadana con iniciativas mediáticas que han resultado contraproducentes para ellos.
El monarca se reunió con “The New York Times” (NYT) durante hora y media. Le recibió el presidente del grupo editorial, Arthur Sulzberger, y su directora, Jill Abramson. Rajoy acudió a la sede del “Wall Street Journal” (WSJ) y a la ONU para afirmar que “es una situación fascinante esta que estoy abordando”.
Una semana después, NYT ha desvelado que la fortuna del rey es de 2300 millones de dólares y ha puesto en entredicho su origen y su opacidad. A Rajoy no le ha ido mejor: desde la tribuna de la ONU le contestó la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner: “Mientras hablamos aquí se está produciendo una represión contra los indignados (en Madrid) que se oponen a las políticas de ajuste”. Y Matthew Lynn escribió en WSJ que Rajoy estaba practicando el “juego de los conductores suicidas” con el mercado de deuda y la economía española, esperando que el que conduce en dirección contraria y viene de frente se aparte.
“Rajoy se hace el gallito”, señala Lynn, y calcula que los operadores de bonos parpadearán antes, porque si no, van a ser aplastados por el BCE con toda su fuerza. Según WSJ, los operadores calculan que él cederá antes, porque si no se va a enfrentar a un colapso bancario repentino y catastrófico que sumirá al país en una terrible recesión. Ambos conductores, augura el columnista, pueden acabar en un choque muy desagradable.
Por el fotógrafo Jonan Basterra se supo que Rajoy concluyó su periplo norteamericano fumándose un puro. Y ahora por el NYT se ha conocido el “lujoso estilo de vida y la fortuna opaca” del rey. La estrategia de comunicación de Zarzuela y Moncloa, con toda la apariencia de esta coordinada, ha resultado un desastre, pues creyeron poder manejar una prensa independiente como la norteamericana de la misma forma que hacen habitualmente con la española, “a base de palo (para los periodistas) y zanahoria (para sus empresas)”, según un conocido analista mediático español.
El reportaje del NYT es demoledor: “muchos españoles están cuestionando a su rey”. El accidente en el “caro” safari de elefantes de Bostwana con Corinna Wittgenstein está en el origen, dice el periódico, porque desveló que mientras España está en dificultades económicas, el monarca se mueve en un “enrarecido mundo de contactos comerciales”. En su contacto con el NYT mostró una amargura y franqueza muy diferente a la que expresa en España: “La monarquía continuará siempre y cuando el pueblo quiera una monarquía”.