España a la deriva
Mientras un Jefe de Estado elegido por un tirano pedía disculpas no sabemos muy bien a quien, ni de qué, un Jefe de Gobierno no elegido sigue asustando a la población a través de sus ministros anunciando “pruebas terribles” para todos, sin que la gente esté dando muestras más que de perplejidad.
La situación no puede ser más sería, quien hoy está al frente de nuestras instituciones son de una bajísimo nivel moral y cultural, España está empezando a dar imágenes visibles de la mediocridad que la gobierna desde hace más de treinta años y en ese sentido, las consecuencias no pueden ser más demoledoras sobre todos con los más débiles.
Los paises que han mostrado seguidismo con los desmanes de la oligarquía financiera internacional son,al igual que España, falsas democracias.
Sus partidocracias guiadas por el consenso impiden todo control de los cargos públicos de una casta que no pueden solucionar ningún problema porque ellos son el problema.
La caza de elefantes pagada por un sátrapa Saudí no han generado escándalo en sí mismo, sino por el hecho de haber transcendido, pero es un ejemplo de la catadura moral y política de esta casta que utilizó los mimbres del Régimen de Franco para encaramarse en el poder y que aún hoy, casi cuarenta años después todavía no han sido elegidos por el pueblo.
La desobediencia pacífica e ilustrada creo que ya no necesita esperar a más de un cincuenta por ciento de abstención activa, necesita de la organización de los repúblicos y la distribución de tareas en una
estrategia diseñada para deslegitimar lo que ya tiene una deslegitimación propia.
Creo que la sociedad española espera a una minoría de temerarios que a través de su ejemplo marque una nueva dirección, dudo mucho que los golpes que el Ejecutivo y las payasadas de los borbones vayan a soportar la aparición de un referente claro aquí y ahora.
Pero no podemos seguir sin estructura, sin distribución de funciones, sin demarcación, a golpe de llamada o señalización de objetivos inmediatos, nos han legado la Teoría Pura de la República que tiene la solución a todos los problemas y eso nos dota de una responsabilidad política.
Si no nos constituimos en referente político visible, estructurado y activo no estaremos a la altura del legado político, hace unas semanas publiqué un artículo sobre propuestas de funcionamiento. Puede ser esa u otra, pero tenemos que golpear de forma pacífica pero inexorable. La desobediencia sin representación es legítima y cívica, hacer entender la falta de representatividad es clave en toda estrategia de derrocar a la partidocracia.
Carlos Roldán López