El director general de El Confidencial y columnista, Alberto Artero, que firma sus escritos bajo el pseudónimo de “S. McCoy”, afirma en una columna titulada “El fango que pisan indiferentes los políticos ahoga a España” que “mientras la orquesta del Titanic que configura la política regional y local, derivación de la nacional, toque alegremente ajena a la desgracia que se produce a su alrededor, no hay nada que hacer. Seguirán existiendo dos mundos paralelos: el asfixiante del común de los mortales y el imaginario del de las poltronas de mando, regido por otro tipo de prioridades”.
McCoy critica el modelo de Estado autonómico por su alto precio económico, la duplicación de sus funciones y el despilfarro de sus recursos y pone como ejemplo que “ahí siguen todas las teles autonómicas, emitiendo 24 horas siete días a la semana. Dicen que Europa está forzando el cambio que nuestro viciado sistema democrático no es capaz de llevar a cabo por sí solo. Ojalá sea así. Ya estamos de fango hasta el cuello. Tenemos muy poco más que perder y, aunque tampoco haya mucho a ganar, si al final del camino hay una reconciliación de intereses entre ciudadanos y representantes públicos, habrá merecido la pena. Que haya habido que llegar a este punto… En fin”.
“El desmantelamiento de las ineficiencias, que son casi todas, del modelo autonómico y la profesionalización de la gestión, en la que se están dando ya primeros y significativos pasos, facilitaría, entre otras cosas, racionalizar, en la medida en que se pueda, el desvarío faraónico de la última década, tarea complicada pues el mal está hecho. Mejor un buen cierre que un mal gasto recurrente o una subvención absurda por pasajero”. Las tesis del articulista coinciden con las de varios colaboradores del diario República Constitucional, desde Roberto Centeno a Lorenzo Alonso, que han descrito en sus textos un análisis parecido que va cobrando fuerza y calando poco a poco en el resto de la sociedad española.