El pasado día 23 de marzo el Tribunal Supremo declaró fuera de la ley a Sortu y el día 24, después de dos meses y medio de silencio, la organización terrorista ETA publicó un comunicado en el diario Gara en el que pide una verificación “no formal” internacional del alto el fuego anunciado el 10 de enero e insta a partidos, sindicatos y ciudadanos vascos a aunar esfuerzos, adoptar compromisos y dar nuevos pasos por la libertad y contra la represión. No hace referencia a la ilegalización de Sortu, que ya ha anunciado que sus miembros se presentarán a las próximas elecciones municipales y autonómicas del 22M en coalición con otros partidos de la izquierda abertzale. La no legalización de Sortu por el Tribunal Supremo, a instancias de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado, habiendo presentado el partido nacionalista unos estatutos copia de los del partido en el poder, obedece al pacto que nos han ofrecido Mariano Rajoy como jefe de la oposición y el Jefe del Gobierno Rodríguez Zapatero, para que, con vista a las próximas elecciones y conociendo que gran parte del electorado identifica Sortu con terrorismo, dicho electorado vuelva a confiar crédulamente y a poner su inocente e ignorante voto en poder de los partidos oligárquicos. La decisión del Alto Tribunal ha motivado declaraciones airadas como la del Presidente del PSE, Jesús Eguiguren acusando al Jefe del Ejecutivo de “no ser valiente para legalizar a Sortu” o las cínicas palabras del Ministro de Justicia, Francisco Caamaño, diciendo: “Sortu no es lo mismo que ETA porque si no sus miembros estarían en la cárcel”, para ser obligado por Moncloa, 24 horas después, a rectificar. Por último ha sido ETA la que ha hablado. Con sus declaraciones nos recuerda que ya no está en la retaguardia. Las mayores preocupaciones de la sociedad civil en estos momentos son: el paro, la corrupción de la clase política y el terrorismo, motivos suficientes para una gran abstención. Y precisamente ahora el Estado de Partidos y sus inseparables poderes nos vuelven a poner en el disparadero a ETA. Pero no es que el pacto de los dos oligarcas partitocráticos, ilegalizador de Sortu, provoque a la banda terrorista, sino que eso es lo que quieren que crea la ciudadanía para su política de terror y miedo cara a las elecciones. Legalizando a Sortu ETA estaría en las instituciones del Estado pero no dejaría de matar cuando a todos les interesara. Ahora lo que más le interesa a la partidocracia son los votos. Con el pacto, los dos partidos sin ideologías pero con los mismos intereses hacen creer a la opinión pública que son derecha e izquierda para captar la atención de esas dos fantasmagóricas vertientes políticas que sí anidan en la opinión pública pues ellos mismos, los partidos, fomentan con su demagogia que así sea. Con la ilegalización de Sortu ya han reavivado en los electores dichas posiciones, las opiniones de derecha están por la ilegalización y las opiniones de izquierda por la legalización. Eso y el miedo motivará que los votantes de derecha vayan a las urnas aunque no confíen en su dirigente, mientras que los votantes de la supuesta izquierda, descontentos y creyendo que ETA volverá a matar por haber sido ilegalizada Sortu, también acudirán a votar masivamente. La servidumbre voluntaria de esta izquierda intentará mantener al partido que ostenta el poder, sus desencantados intentarán evitar que desaparezca del panorama político IU, adlátere del PSOE, y por encima de todo radicalizará aún más a la izquierda abertzale, cumpliendo así uno de los verdaderos intereses de los dos jefes-oligarcas respecto del independentismo y descomposición de España como nación. Los electores irán a votar otra vez bajo el régimen del terror a los mismos que nos lo imponen. Ni ETA puede existir sin la Monarquía de Partidos, ni la Monarquía de Partidos sin ETA. Por eso ETA matará legalizado o sin legalizar Sortu y lo hará a toque de corneta. En las instituciones del Estado ya están algunos de sus miembros situados y habrá más. El voto de los españoles está tan cautivo como aquel triste 11M de 2004. Padecemos a Robespierre y al Directorio juntos, versión siglo XXI. Todo es rocambolesco en manos de estos desalmados.