Otro invierno nuclear (foto: thebmaq) Residuos partidocráticos La popularidad de las campañas antinucleares, que incluso adoptó ETA asesinando en los setenta a uno de los ingenieros que construía la central de Lemóniz, convierte en escabroso el debate nuclear en el ámbito de los partidos subvencionados por el Estado. El accidente de Chernobyl cerró las puertas de este debate obligando a retirarse de la escena mediática a sus defensores como el 23f había retirado de la escena política a los militares. PP y PSOE han de disputarse los privilegios del poder abarcando con sus programas electorales a la mayor proporción posible de votantes para sus listas; por eso ambos han de parecer antinucleares y pacifistas aunque en España, con gobiernos de ambos, haya reactores atómicos y bases norteamericanas. Doña Dolores de Cospedal, Presidenta del PP en Castilla la Mancha expedientará al alcalde y los concejales de Yebra por formalizar la solicitud para albergar en su localidad el Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares que debe guardar los residuos de alta actividad de las centrales en funcionamiento. Por ahora son almacenados en las piscinas de las propias plantas, y los de la clausurada central Vandellós-I los mantiene guardados Francia en un depósito de alquiler. La realidad de la opinión pública informada, la que queda fuera de la influencia de la propaganda antinuclear, la de los expertos industriales, los científicos y habitantes de las poblaciones en las que están construidas las propias centrales, es que no hay miedo nuclear. El problema de los residuos, y eso pocos lo saben, se reduce en un 95% si las centrales incluyen en su diseño, como las de última generación que ya construyen en buena cantidad en China y La India, con tecnología rusa, un sistema de tratamiento con neutrones rápidos procedentes del propio reactor. Este sistema permite reciclar el residuo para generar nuevo combustible atómico, además de generar pequeñas cantidades de isótopos raros de utilidad en medicina. España, Europa, Occidente, se quedan atrás en la carrera por la supervivencia de la humanidad si no superan la influencia del imperio cultural del pánico nuclear creado por y para la guerra fría. Hoy sólo hay una civilización global. La actual crisis económica es la consecuencia de la pérdida de la hegemonía económica de los EEUU alcanzada tras la victoria en la segunda guerra mundial. El eje atlántico ha perdido la batalla respecto al pacífico: China, India, Japón y el sureste asiático han apostado ya por la energía del futuro: han comprendido que la única manera sostenible de progresar materialmente es el salto en densidad de flujo energético que sólo la tecnología nuclear proporciona. España necesita un agujero en el que enterrar de una vez sus residuos partidocráticos.