Cumbre de Bruselas y Europa dividida. El presidente francés Francois Hollande desafía a la canciller alemana Angela Merkel. Cada uno de ellos lleva tras de sí un pelotón de seguidores: a la teutona le acompañan Finlandia, Holanda y Austria. A los galos, Bélgica e Italia.

 

El corazón de Rajoy está con Merkel –la Merkel española llegaron a llamarle en España-, pero la magnitud de los efectos sociales de la crisis financiera le aconsejaría estar más cerca de Hollande. Trevijano analizó estos movimientos de ajedrez del tablero europeo en Radio Libertad Constituyente y aseguró que, sabiéndose necesario para ella, sería normal que ahora Rajoy le pida a Merkel que compre deuda española rápidamente para solventar los problemas de liquidez de la banca, “aunque eso no va a dulcificar la tensión de la relación entre el Gobierno y los sectores sociales que van a sufrir con mayor intensidad los recortes y ajustes económicos”.

 

Antes, los socialistas españoles de Zapatero no estaban siguiendo a Merkel al pie de la letra, sino que se inclinaban hacia una política de mantenimiento del gasto público y social. Rajoy ha finiquitado esta posición “y no es que sea sólo el aliado más fiel de Merkel en Europa y se haya entregado a ella de pies y manos, sino que está ejerciendo de policía de la canciller ante otros países como Grecia, que padecen los rigores alemanes”.

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