El ejército israelí comienza una ofensiva militar terrestre en Gaza tras nueve días de un bombardeo que se intensificó para preparar el terreno a la infantería. Hamás ha alentado y consentido los constantes ataques con misiles sobre el sur de Israel durante años para mantener a la radicalizada población palestina satisfecha, mientras el acercamiento hacia las potencias mundiales era tan consciente como inexorable. Los aliados de Israel, con el tibio silencio de este, fomentaron una absurda elección democraticoide de gobierno autónomo para después, una vez alcanzada la victoria por parte de Hamás –por entonces este grupo simbolizaba la coherencia política y la pureza moral-, retroceder alentando una guerra civil que Al Fatah tenía perdida de antemano. Estos hechos recuerdan a la Argelia de los noventa y las maniobras de Francia para impedir el triunfo del FIS, pero el amenazado territorio israelita dota a la situación asiática de gravedad crónica. En definitiva, se ha creado y se mantiene un quiste de odio ideológico y religioso -amamantado por la sed de venganza que generan cuatro mil muertos, la constante vejación a la que son sometidos los sospechosos de terrorismo, todos, y las penurias del embargo- que periódicamente se aviva en un territorio que no supera los cuatrocientos kilómetros cuadrados y cuya población está prácticamente atrapada en su interior. Ehud Barak, ministro de defensa, ha declarado que “no será fácil ni breve” asestar el golpe a Hamás que pretende el Gobierno israelita. Esta prudencia es comprensible incluso tratándose de uno de los mejores ejércitos del mundo, pues aunque el objetivo oficial de Israel es detener los ataques de los milicianos, cabe preguntarse cómo lo conseguirán en una tierra que no pueden y quizá no quieren ocupar, que cuenta con una de las poblaciones más jóvenes del mundo capaz de reponer los cuadros de los pequeños grupos guerrilleros en poco tiempo y que está, además, tradicionalmente acostumbrada a este conflicto. En cualquier caso, el general Galant, jefe de la operación, asegura que “los efectivos que participan en la operación están muy entrenados y se han preparado para esta misión durante un largo período de tiempo”. hechos significativos Rajoy propone, como si de una abdicación se tratara, a Mayor Oreja para encabezar la lista de las elecciones europeas. Ignacio López exigirá a Zapatero “manos libres” para pactar en el País Vasco. 2008 recoge un ligero descenso en el número de accidentes laborales.