Kawai/Óscar Pensamiento sensible No vayas a pensar que es tarde y los ventanales se mueren de frío. No vayas a pensar que hay nieve cuajada, declarada en tempestad, en tu ideario, en tu dogma. No vayas a decir desheredado y sin convencimiento, que el mar es oleaje y derrubios; que es derrota y son lágrimas, el relente en las amanecidas de tu perspectiva, de tu panorama visible y remoto. Que no hallan su orilla los destierros, los santuarios de Hestia, su archipiélago natural el océano. No digas que no advertí tu superviviente naufragio, que no clausuré todos los espejismos inocuos, que no avisté tu sobrehumana esperanza en los atascos y las risas de los cláxones. No vayas a creer que no rastreé el antojo de viejos troncos a la deriva, que no hice viables mis cantos, mis sueños, mi doctrina. Que no me dolieron tus sombras, tu pensar sensible, que no desalojé los imponentes icebergs fríos de mi memoria. Todo eso hice para traerte una aurora, para hilvanar una victoria cierta en tus días insomnes, para escribir versos de futuro en tu solar de presente. Para asperjar el alma, como hacen los cetáceos marinos, por las fosas altas de su pensamiento.