¿Se puede confiar en la información generada por los gobiernos y agencias estatales? Lo que más llama la atención sobre la actuación pública es la baja calidad de la información proporcionada tanto a profesionales de la salud como al público en general; tiene uno la sensación de encontrarse ante una de esas agencias de rating que calificaban como “triple A” los productos y entidades financieras causantes del colapso económico tan sólo unas semanas antes. En Alemania saltó la alerta cuando el gobierno decidió vacunarse con una vacuna distinta a la proporcionada al resto de la población. Michael Kochen, presidente del Colegio Alemán de Médicos de Familia declaró en una entrevista concedida al British Medical Journal (5) que la vacuna utilizada para la población (Pandemrix, GSK) no ha sido evaluada suficientemente como para declararla segura y usarla en millones de personas, especialmente en niños y mujeres embarazadas debido al coadyuvante que incorpora. Él no se vacunará y ha aconsejado a los médicos de familia alemanes no recomendarla a sus pacientes ya que los riesgos potenciales superan a los beneficios. La vacuna de Novartis, Focetria, es recomendada en Suiza frente a Pandemrix para niños y embarazadas por no contener ningún adyuvante, tan sólo como reza en el prospecto, unas gotitas de aceite. Estas gotitas de aceite resultan ser 9.75 mg de Escualeno por cada dosis6. Es el mismo coadyuvante que lleva Pandemrix pero con distinta formulación. El gobierno de Polonia ha decidido no comenzar con la vacunación mientras la UE no conteste a una serie de preguntas clave que permanecen sin respuesta oficial. Además, la UE estudia con total secretismo la muerte de cinco personas tras la inyección de una de las vacunas7. En España la ministra de sanidad dice que las vacunas son seguras pero las embarazadas esperan a la vacuna sin coadyuvantes de Sanofi Pasteur. Y en EE.UU. el colmo de la información para estúpidos nos llega del CDC (Centre for Disease Control). En su informe de 9 de noviembre sobre los casos adversos de la vacunación nos dice que se han producido 1922. Nos informa de que se han distribuido 33.7 millones de vacunas a los centros de salud, pero no nos dice, sin embargo, el número de vacunados hasta la fecha ni el porcentaje de enfermos por tipo de vacuna, con lo cual el número “1922” queda en el vacío. Eso sí, sabemos que de los 1922 casos clínicos el 4% son graves, entre ellos 6 muertes. Y a continuación nos regala la siguiente falacia que merece ser reproducida: Las investigaciones de estas muertes siguen su curso. Sin embargo, los estudios preliminares indican que no parece haber una causa o patrón común (como similitud en edad, género, localización geográfica, enfermedad concomitante a la vacunación, o condición medica de base) para sugerir que estas muertes estén relacionadas con el uso de las vacunas. Como si el nexo común entre todos ellos no fuera la muerte tras la vacunación. El documento acaba advirtiéndonos de que a la hora de evaluar los resultados hay que tener en cuenta que el sistema de comunicación de los efectos adversos no es fiable. Conclusiones La falta de rectificación en la toma de decisiones ante un escenario completamente distinto al predicho y la información sesgada asociada a la propaganda para mantener tales decisiones, repercutirán negativamente sobre la implantación de futuras medidas de salud pública ante pandemias graves todavía por venir. La falta de controles democráticos sobre las instituciones de gobernanza mundial como la OMS dejan indefenso al ciudadano frente a los abusos o errores cometidos en perjuicio o beneficio de estas instituciones o de terceras partes. Bibliografía: Rowbothan, j. 2009. Legislating for your own good: Criminalising Moral Choice. The Modern Echoes of the Victorian Vaccination Acts. Liverpoool Law Review. 30:13-33. Garten, R.J., C.T. Davis, C.A. Russell, B. Shu, S. Lindstrom, A. Balish, W.M. Sessions, X. Xu, E. Skepner, V. Deyde, M. Okomo-Adhiambo, L. Gubareva, J. Barnes, C.B. Smith, S.L. Emery, M.J. Hillman, P. Rivailler, J. Smagala, M. de Graaf, D.F. Burke, R.A. Fouchier, C. Pappas, C.M. Alpuche-Aranda, H. Lopez-Gatell, H. Olivera, I. Lopez, C.A. Myers, D. Faix, P.J. Blair, C. Yu, K.M. Keene, P.D. Dotson, Jr., D. Boxrud, A.R. Sambol, S.H. Abid, K. St George, T. Bannerman, A.L. Moore, D.J. Stringer, P. Blevins, G.J. Demmler-Harrison, M. Ginsberg, P. Kriner, S. Waterman, S. Smole, H.F. Guevara, E.A. Belongia, P.A. Clark, S.T. Beatrice, R. Donis, J. Katz, L. Finelli, C.B. Bridges, M. Shaw, D.B. Jernigan, T.M. Uyeki, D.J. Smith, A.I. Klimov, and N.J. Cox. 2009. Antigenic and genetic characteristics of swine-origin 2009 A(H1N1) influenza viruses circulating in humans. Science. 325:197-201. Zamarin, D., M.B. Ortigoza, and P. Palese. 2006. Influenza A virus PB1-F2 protein contributes to viral pathogenesis in mice. J Virol. 80:7976-83. Jackson, D., M.J. Hossain, D. Hickman, D.R. Perez, and R.A. Lamb. 2008. A new influenza virus virulence determinant: the NS1 protein four C-terminal residues modulate pathogenicity. Proc Natl Acad Sci U S A. 105:4381-6. Stafford, N. 2009. Only 12% of Germans say they will have H1N1 vaccine after row blows up over safety of adjuvants. Bmj. 339:b4335. página anterior… European Medicines Agency 7 Westferry Circus, Canary Wharf, London, E14 4HB, UK Tel. (44-20) 74 18 84 00 Fax (44-20) 74 18 85 45 E-mail: [email protected] Doc. Ref.: EMEA/CHMP/503605/2009. London, 24 September 2009. Para ver las preguntas sin respuesta de la ministra de sanidad polaca hay que leer el siguiente artículo aparecido en El confidencial: La UE investiga cinco muertes producidas después de recibir la vacuna contra la gripe A