Ensayos Pandemia A H1N1 2009 David Serquera Ho, ho’, cried the Devil as he rubbed his paws; ‘This is nuts, this is nuts’, said he. ‘A poor man crushed by the strong hand Of legal tyranny.’ ‘Oh it’s a treat to see a good man Ground down for doing right, Doubly a treat when the grinding is done By law in its pitiless might. Ho, ho’, exclamó el Demonio mientras se frotaba sus garras, ‘Esto es una locura, una locura’, dijo él ‘Un pobre hombre aplastado por la mano implacable de la tiranía legal.’ ‘Oh, es un obsequio ver a un buen hombre doblegado por hacer lo correcto, Un obsequio doble cuando se le pulveriza Mediante el poder despiadado de la Ley. Esta tonadilla se hizo famosa durante la campaña de objeción de conciencia y desobediencia civil que a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX tuvo lugar en Gran Bretaña en contra de las leyes que, para prevenir la viruela, obligaban a la vacunación forzosa de los niños1. Era la primera vez que el Estado británico ejercía su poder legal para criminalizar a aquellos padres que se negaran a vacunar a sus hijos siguiendo los dictados de su propia conciencia. La razón de Estado se fundamentaba -también por primera vez- en el dictamen científico de la comunidad médica además de en el criterio moral expuesto por J.S. Mill en su ensayo de 1859 “Sobre la libertad” que enuncia el principio de lesión a los demás: “El único propósito por el cual el poder puede ejercerse justamente sobre cualquier miembro perteneciente a una comunidad civilizada, en contra de su voluntad, es para prevenir el daño sobre el resto”. Por otro lado, a los anti-vacunación no les faltaban razones de peso científico en aquellos primeros tiempos para oponerse a la vacunación obligatoria. Una práctica al uso en la administración parenteral de las vacunas hasta 1898 era la llamada inoculación brazo a brazo. Consistía en la inyección de material procedente del punto de inoculación creado en el paciente que había sido vacunado anteriormente, siguiendo así la técnica medieval otomana que poco tiempo antes Louis Pasteur había reintroducido en Europa. El resultado de esta práctica, que fue la primera elección por ser barata y rápida, supuso la transmisión de diversas enfermedades a través de las vacunas, entre ellas el caso curiosos del contagio de sífilis de bebés a monjas (1). La campaña de objeción de conciencia llevada a cabo por los anti-vacunación pronto expuso a la luz la violencia institucional y al cabo de los años la legislación se modificó incluyendo una cláusula llamada de objeción de conciencia, lo cual constituye el origen de dicha expresión (1). El fracaso de la vacunación obligatoria en la Gran Bretaña de la Reina Victoria supuso que a partir de entonces el Estado buscara la adhesión a sus medidas de salud pública a través de la persuasión. Hoy nadie duda de la eficacia de las vacunas para la prevención y erradicación de las enfermedades infecto-contagiosas, sin embargo, los problemas derivados de su administración y producción siguen ocasionando una gran desconfianza en el ciudadano. La pandemia de Gripe A H1N1 que nos azota es un claro ejemplo de cómo la población confía cada vez menos en los políticos a quien ve como marionetas en la gran función de los intereses económicos de las multinacionales farmacéuticas. En este caso, la desmesurada alarma y las informaciones sesgadas creadas desde instituciones como la OMS, el CDC o la Comisión Europea, no han contribuido a aumentar la confianza en la vacunación ante una enfermedad que se etiquetó con los números de la pandemia de 1918 y que está resultando ser de una virulencia menor a la de la gripe estacional2, de la que nadie se acuerda en la rutina de sus días contados. El virus Gripe AH1N1 2009. A qué nos enfrentamos. Desde el 10 de julio pasado la comunidad científica conoce las características genéticas del virus AH1N1 (2) y por lo tanto ha podido estudiar los determinantes genéticos de la virulencia del mismo. Se trata de un descendiente directo del virus A H1N1 1918 que se estima causó unos 50 millones de muertos. Sin embargo, posee características particulares en la secuencia de dos proteínas clave que lo alejan radicalmente de la agresividad de aquel. El virus Gripe posee dos proteínas implicadas en la alta virulencia de la pandemia de 1918 y de la todavía esperada debida al virus H5N1. La llamada proteína PB1-F2 tiene un efecto apoptótico sobre las células del sistema inmunitario presentes en los alvéolos pulmonares (3). Cuenta con una hélice anfipática que inserta en la membrana interna de la mitocondria. De este modo desencadena un proceso de muerte celular controlada en las células inmunitarias lo que facilita las infecciones oportunistas que provocan la muerte por neumonía. En cambio, la proteína PB1-F1 del virus H1N1 2009 presenta un codón de parada en la posición 12, por lo que estaría truncada y carecería de los dominios C-terminales necesarios para el ataque a las células inmunitarias. La segunda proteína llamada NS1, es altamente letal en el virus de 1918 y en el H5N1 pero, sin embargo, en el virus H1N1 2009 está también truncada en la posición 220, lo que provoca una deleción del domino C-terminal origen de la cascada de reacciones bioquímicas responsables de la nocividad de la proteína (4). A pesar de que la alarma creada en torno a la infección por este virus ha conllevado un sobrediagnóstico clínico de la enfermedad, las previsiones de mortalidad y letalidad supuestas tras el aislamiento inicial del virus en Abril de este año no se han cumplido. Hasta la fecha, en España han muerto 88 personas3 por el virus, todas ellas, menos una, con factores de riesgo añadidos. El cuadro clínico es leve en intensidad y duración. La infección es más prevalente en los jóvenes que en los ancianos. Todo esto hace pensar que el potencial de letalidad del virus es muy reducido y su manifestación clínica de corta duración, si el virus no muta4. ¿Son seguras las vacunas contra el virus A H1N1 2009? La recomendación de la OMS de llevar a cabo una vacunación masiva de la población mundial en un espacio de tiempo récord para el desarrollo de la vacuna y su administración ha provocado que las vacunas se hayan aprobado por la agencia europea de medicamentos EMEA bajo el epígrafe de “circunstancias excepcionales”. Esto quiere decir, según la EMEA, que “todavía no ha sido posible obtener la información completa sobre la vacuna” y se “necesitará recoger información sobre su efectividad y seguridad”. En realidad, no ha dado tiempo a realizar los ensayos clínicos pertinentes para asegurar la efectividad y seguridad de las vacunas, por lo que se consideran medicamentos en fase experimental. Su aprobación se basa en una prueba de principio, es decir, en extrapolar el perfil de efectividad y seguridad de la vacuna desarrollada anteriormente para el virus H5N1 al del virus H1N1 2009. La prueba de principio sin embargo no equivale a la evidencia de un ensayo clínico5. continúa… La tonadilla es recogida por Henry Pitman en su libro Prison thoughts about vaccination, 1876, Londres. Henry Pitman fue el editor del periodico The anti-vaccinator (El antivacunador). Fue sentenciado a 14 días de prisión por negarse a vacunar a su hijo menor. Según cálculos realizados a partir de los datos de mortalidad almacenados en la página web del Ministerio de Sanidad y del Servicio centinela para la gripe, habríamos llegado ya al cénit del primer pico de incidencia de la onda gripal, esperándose un segundo pico a partir de Enero. Según mis cálculos a partir de estos datos, la tasa de letalidad de la gripe AH1N1 2009 sería hasta ahora de un 0.13‰ comparable al mejor año de gripe estacional (2006) que arrojó una tasa de letalidad del 0.1‰. La tasa de letalidad se define como el número de fallecidos por una enfermedad dividido entre el número de enfermos afectados por esa enfermedad en un período de tiempo determinado. http://www.msps.es/servCiudadanos/alertas/informesGripeA/091112.htm http://www.recombinomics.com/News/11180901/Ukraine_D225G.html La vacunación que tuvo lugar en EE.UU en 1976 frente a un brote epidémico de gripe porcina tuvo que suspenderse tras haberse vacunado millones de personas al comprobarse que la vacuna ocasionaba un síndrome de Guillain-Barré en 12 personas por millón vacunadas.