Los actos conmemorativos alrededor del juramento del presidente número 44 de los EE.UU. han contado con una gala latina en la que cantaba, entre otros, Alejandro Sanz. Y una de las más famosas canciones de nuestro artista es la titulada: “No es lo mismo”. Es una canción de amor en la que el autor intenta hacer pensar a su amada sobre la necesidad de distinguir los conceptos fundamentales de su relación porque convivir significa, ante todo, aclarar los términos ser/estar y reconocer la existencia de intereses inconfesables que pretenden confundirlos. Habrá que explicar también en España y a todos los medios de comunicación y demás miembros del séquito que: No es lo mismo (verás) el juramento del presidente del gobierno, el señor Rodríguez Zapatero, y el de Obama, porque el primero no ha sido elegido en unas votaciones directas de toda la nación al efecto, es decir, en unas elecciones presidenciales y por mayoría de los votos. Aquí, en cambio, reina la confusión permanente, compañía necesaria de la ausencia de un sistema político nacional y ordenado, al imponerse un sistema electoral proporcional para la designación de unos diputados que, sometidos a la disciplina del jefe de su partido, tendrán como esencial labor durante la legislatura exclusivamente la de apretar un botón de sus poltronas para aprobar o no las leyes y decisiones que les manden. Y es que en nuestro país el séquito universal tiene por evidente que los dos sistemas políticos comparados no son distintos. De todos los disparates que se han dicho intentando equiparar el sistema democrático de EE.UU. y el de España, solamente hay que recordar dos, que sirven de muestra aleatoria. El primero procede de la radio, de la COPE sin ir más lejos: el periodista Jiménez Losantos realiza el siguiente comentario irónico y matutino: “…y, antes Obama ha ganado a la señora Clinton en las primarias… ¡que han durado 9 meses!”. El señor Losantos debería saber que no son las primarias internas en los partidos las que hacen a un régimen democrático o no, sino la elección por separado de los poderes políticos del Estado: Una elección para el Legislativo y otra para el Ejecutivo. La segunda, obra de una periodista anónima, tuvo lugar en una TV: “ … Obama cuenta además con mayoría de su partido en el Congreso…” ¡Como si fuera el Congreso de los EE.UU. el que eligiera a Obama! Debe saber la periodista que en las democracias representativas los que ponen y quitan (y de forma directa) Jefes del Estado y/o Poder Ejecutivo son los “compañeros ciudadanos” y nadie más. Por lo tanto: no es lo mismo, es distinto ser democracia o no serlo. Jiménez Losantos (foto: Jaume d'Urgell)