Toda la prensa española culpa en sus portadas a Alemania y a Bruselas de “empujar a España al abismo” o “no frenar el vendaval” que empuja a nuestra economía hacia el precipicio. Sus juicios no difieren demasiado de los que se suscitaban en el franquismo contra el “Contubernio de Munich” cuando venían mal dadas. Antes eran “judíos, rojos y masones” y hoy es “Bruselas, Alemania y los mercados”, según se analizó en los informativos de Radio Libertad Constituyente.

 

El abogado Antonio García Trevijano defendió en los micrófonos de esta emisora que la única culpable de lo que le ocurre a España la tienen los españoles y recordó al respecto la ancestral moraleja del historiador, senador,  cónsul y gobernador romano Tácito sobre aquel pueblo chino que vivía sometido a una milenaria dictadura porque no tenía en su vocabulario la palabra “no” y como no sabía pronunciarla, no podía negarse a nada, por lo que vivía sojuzgado por una horrible tiranía.

 

“A España le ocurre lo mismo: no supo decir que no a Franco, que murió en la cama, tampoco le dijo no a Adolfo Suárez, que perpetuaba el régimen desde el Movimiento, ni al Rey, que traicionaba a su padre y seguía el modelo de Franco. Tampoco dijo no al régimen de partidocracia dependiente económicamente del Estado, ni a una Constitución que impedía la separación de poderes o a las autonomías que entonces carecían de tradición alguna y hoy quiebran España, como no supo decir no a la OTAN. Acobardado tras la guerra civil, no supo resucitar el heroísmo de los dos bandos, ni el de la independencia frente a la invasión francesa. Es un pueblo individual y valiente que sin embargo no sabe decir no al poder ni al Estado, lo que ha llevado a esta depresión económica y moral”.

 

“Si ahora se ha hundido España no tiene la culpa ni Alemania, ni Bruselas ni nadie que no sea España y sus partidos corruptos. España sólo sabe decir que sí a la autoridad y a todo lo que representa el Estado. Los españoles han sido educados en la sinvergonzonería para ser aprovechados, lo que ha generado su autodestrucción debido también a la absoluta ignorancia en materia de ciencia política. La corrupción ha empezado por el rey Juan Carlos y de ahí ha ido descendiendo por todas las capas sociales, que tomaron como ejemplo el enriquecimiento del monarca, de todos sus amigos y de su amiga Corina. La gente decente se ha apartado de la primera fila por un elemental sentido de la moral y la responsabilidad. Hoy el foco de la actualidad española está acaparado por los corruptos y de ahí que seamos la única voz que clama en el desierto”, señaló el abogado en alusión al Movimiento Ciudadano para la República Constitucional (MCRC).

 

 

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