Los máximos responsables de UGT y CC.OO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo han decidido convocar a los españoles a una huelga general para el 14 de noviembre (14-N). Razones no faltan para ello, pero parece acreditado que su actitud errática de los últimos meses, prisioneros de las subvenciones y alto nivel de vida que les proporciona el Estado, les ponen en una situación de no apretarle demasiado las tuercas a la misma institución que les paga. En estas circunstancias, su falta de credibilidad no ayuda precisamente a que los trabajadores les secunden.
UGT y CC.OO intentaron “desinflar” la protesta del 25-S organizando una manifestación previa el 15-S. No podían soportar que unos “niñatos” que pedían un proceso “constituyente” y que les tachaban además de “vendidos” al Estado, pudieran alcanzar cualquier atisbo de éxito. Autocares de afiliados de toda España (también subvencionados y gratuitos) llenaron las calles de Madrid en un “weekend” festivo y carnavalero que concluyó con una petición al Gobierno que muchos consideraron una “boutade” incomprensible y rara: un “referendum” sobre los recortes para que el Gobierno pueda “reconciliarse” con la sociedad.
“Nadie está pidiendo unas elecciones anticipadas”, precisaba un sumiso Toxo, mientras que el CSIF, que también participaba de esta fiesta de disfraces, al menos denunciaba por medio de su presidente, Miguel Borra, “a la clase política” por “crear una administración paralela” a modo de “agencia de colocación de los partidos de turno” “para asignar a dedo” puestos de trabajo.
Previamente, Méndez y Toxo dejaron al descubierto sus verdaderas intenciones cuando acudieron a la Zarzuela para anticiparle a Juan Carlos un mes antes su brillante idea sobre el referendum, del que nadie se acuerda ya. “Buenas tardes, ¡qué honor!”-, saludó Fernández-Toxo al Rey, mientras le estrechaba la mano. Méndez lo primero que hizo fue preguntarle al jefe del Estado cómo se encontraba. Tras recibir una respuesta satisfactoria, el monarca se interesó en saber si el líder de UGT había estado de vacaciones fuera, según informó entonces la agencia Europa Press.
Las protestas sindicales ya se veía que quedarían en un tímido “bluff” con el paraguas real como bandera, pero todo quedó aún más al descubierto cuando Radiocable.com (alianza informativa compuesta por el Washington Post, la BBC y DemocracyNow) desveló el 26 de julio que antes de ir a la Zarzuela, Toxo y Méndez se habían entrevistado “en secreto” con Angela Merkel, y luego habían ido a contarle el contenido de la cita a Mariano Rajoy en la Moncloa. Por unas horas se sintieron “hombres de Estado”, aunque todo ello desprendiera un oloroso tufillo a “biscotto” (pasteleo, en italiano), mientras los mineros se dejaban el alma y los pies sin que ambos dirigentes sindicales lograran ni la más mínima concesión gubernamental para sus reivindicaciones, por lo que la duda es razonable y persiste: ¿desean de verdad unos sindicatos estatales protestar con rigor y eficacia contra un Gobierno que los amamanta con tanta generosidad o sólo tratan de calmar y “descorchar” la presión del hartazgo ciudadano contra quien les paga?