Cuando el Tribunal Supremo acaba de poner de manifiesto el gravísimo fallo del Banco de España, en su obligación esencial de velar por la veracidad y la exactitud de los balances de las entidades sometidas a su supervisión, permitiendo que un grupo de delincuentes encabezados por Rato engañaran a miles de ahorradores en la salida a bolsa de Bankia con información absolutamente fraudulenta, resulta indignante a la vez que obscena la publicación de un libro por Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), todopoderoso gobernador del Banco de España antes y durante nuestra mayor crisis económica, culpando a los demás de la dejación delictiva de sus funciones de supervisión y de la ocultación sistemática de la realidad, lo que agravaría exponencialmente las consecuencias de la crisis.
El exgobernador MAFO, en lugar de tener la decencia y el coraje de reconocer sus errores, sostiene ahora que no es responsable de nada. Entonces, ¿qué hizo con el informe de la Inspección de 2006?, ¿y con el informe de Moody’s de septiembre de 2007 en que se decía que varias cajas de ahorro no podrían sobrevivir?, ¿por qué mintió negando la burbuja primero y la crisis después?, ¿por qué ocultó durante años la realidad y permitió la destrucción del mejor sistema de cajas de ahorro de Occidente, a manos de unos delincuentes colocados por partidos y sindicatos? El exgobernador ha hecho tanto daño a esta nación que es un insulto que se haya ido de rositas -como los ladrones que hundieron las cajas de ahorro- y con un retiro de lujo pagado por aquellos a quienes tan activamente ha contribuido a arruinar.
La carta de los inspectores
En mayo de 2006, la Inspección del Banco de España envió una carta a Solbes y a MAFO, que era el gobernador ‘de facto’, ya que Caruana se estaba despidiendo y todas las decisiones le correspondían a Ordóñez, alertando del desastre que se avecinaba: “La pasiva actitud adoptada por los órganos rectores del Banco de España ante el insostenible riesgo inmobiliario acumulado por las entidades pone en grave riesgo a todo el sistema”, por ello “los inspectores del Banco de España queremos distanciarnos de la complaciente lectura que de la situación de la economía española hace el actual gobernador, y mostrar asimismo nuestra preocupación por su falta de voluntad para adoptar las medidas necesarias para reconducir la insostenible situación actual”.
Advertían del serio peligro que entrañaba el irresponsable comportamiento de bancos y cajas, concediendo créditos al sector inmobiliario por encima de todo lo razonable, máxime cuando esos préstamos se estaban realizando no con los recursos propios del sistema sino con dinero exterior. Se endeudaban a corto para prestar a largo plazo, se concedían hipotecas y créditos a promotores con una irresponsabilidad nunca vista. Hipotecas por el 120% del valor de tasación -cuando el límite estaba en el 80%-, periodos de amortización de hasta 40 años, cuotas hipotecarias equivalentes al salario del hipotecado, y si en lugar de hipotecas hablamos de crédito promotor a suelo escandalosamente sobrevaluado, la irresponsabilidad y la corrupción, porque los directivos responsables se embolsaban cuantiosas comisiones, superaban todo lo imaginable.
De esta forma se concederían hasta 1,1 billones de euros al inmobiliario en todas sus facetas. Cuando en abril de 2007 quebró la inmobiliaria Astroc, que había sido el valor estrella de la bolsa en 2006, ‘Financial Times’ advertiría de que era “el principio del estallido de la burbuja inmobiliaria”. MAFO y Solbes, en lugar de tomar las medidas adecuadas, hicieron justo lo contrario, mentir masivamente minimizando lo ocurrido, y lo que fue infinitamente peor, animando a las familias a seguir endeudándose: “Los pisos solo pueden subir de precio, cuanto más se endeuden para la compra de los mismos, más ricos serán”. Esa afirmación oficial a sabiendas de que era falsa fue claramente delictiva, algo por lo que en cualquier Estado de derecho ambos habrían sido procesados.
Y luego está el tema de las reservas contracíclicas, donde la miseria moral de MAFO alcanzó cotas inimaginables. Ahora resulta que fue un encendido defensor de las mismas, cuando lo primero que hizo fue poner en la calle, a petición de los grandes banqueros, cuya avaricia solo era superada por su incompetencia, a Pablo Villasante, director responsable de las mismas, porque según ellos eran totalmente innecesarias y les mermaban los beneficios. MAFO encargaría a Francisco Ariztegui desarbolar la inspección quitándoles la firma y apartando a los más capaces, facilitando así la destrucción de las cajas de ahorros, que eran la mitad del sistema financiero, a manos de los incompetentes y ladrones que la casta política había puesto al frente de ellas, quitando a los profesionales de toda la vida.
MAFO: la crisis no afectará a España
A principios de agosto de 2007 estalla la crisis financiera internacional. El BCE convoca en una reunión de urgencia a los gobernadores de los bancos centrales de la eurozona, a la que asisten todos menos MAFO, porque estaba de vacaciones y no le dio la gana interrumpirlas. La reunión del BCE concluiría con una seria advertencia, “estamos ante la crisis financiera más grave desde la Gran Depresión”. El 12 de agosto Solbes, después de haber consultado con MAFO, afirmaría: “La crisis financiera internacional no tendrá efecto alguno sobre nuestro país”. ¡Al país más endeudado del planeta, la crisis financiera internacional no le afectaba! El grifo exterior se secó, lo que hacía imposible a nuestras entidades seguir financiándose en el extranjero, obligando a la drástica reducción del crédito a todos sus clientes, lo que se ha llevado por delante decenas de miles de empresas y devastado el tejido productivo de la nación.
A partir de ese verano, MAFO entraría también en campaña a favor de la reelección de Zapatero. Negaría la crisis por activa y por pasiva, afirmaría que teníamos el sistema financiero más sólido del universo, pero su mayor fechoría, determinante en el desenlace de las elecciones, sería la manipulación de la cifra de crecimiento de la economía. Afirmaría que el PIB del cuarto trimestre 2007 publicado tres semanas antes de las elecciones había crecido un 0,8%, lo que comparaba con un 0,7% del trimestre anterior, luego no había ninguna crisis. Que todos los indicadores sectoriales mostraran lo contrario y que el resto de países estuviera en recesión, daba igual. Seis meses después, el INE daría la cifra ‘corregida’, 0,6%, pero Zapatero ya había ganado las elecciones porque España era el único país del mundo que no estaba en crisis.
MAFO cambia las reglas para ocultar la realidad
A finales de 2007, el sistema financiero español, en contra de las mentiras de MAFO y Solbes, estaba gravemente tocado. Los balances de las entidades no reflejaban ni de lejos la realidad patrimonial de las mismas, ¡seguían valorando los activos al precio de adquisición!, y el Banco de España se lo permitió durante años; si los hubieran tenido que valorar a precio de mercado, seis de cada 10 entidades habrían quebrado. La deuda de estas con el exterior -715.000 millones de euros- era la más elevada del planeta en términos de PIB, y en lugar de proceder a un saneamiento de los balances, el gobernador optó por lo increíble: permitir a las entidades el mantenimiento del valor contable aunque su valor de mercado fuera sustancialmente inferior.
Una espiral de permisividad que toleraría por ejemplo que Caja Castilla-La Mancha (CCM) y otros muchos dieran beneficios cuando sus pérdidas eran escandalosas. Además, cambiaría las reglas de provisión de préstamos dudosos para evitar que las entidades dieran pérdidas. En lugar de acometer la reestructuración del sector, como era su obligación, cerrando lo inviable y capitalizando lo viable como se hizo en el resto de Occidente, dedicaría su tiempo y esfuerzos a ocultar la realidad por todos los medios a su alcance, permitiendo el falseamiento masivo de balances y tapando con dinero público los agujeros que inevitablemente iban apareciendo.
El caso de CCM, el primero de una larga serie, es muy representativo del ‘modus operandi’ de MAFO. Por tres veces se había negado a intervenir una entidad inviable como le pedían sus servicios, y no solo eso, en el colmo del disparate permitiría a CCM dar un beneficio de 30 millones en 2008, cuando la realidad era una pérdida de 740 millones. Y cuando no tuvieron más remedio que intervenirla, siguieron mintiendo como bellacos: “CCM tiene un patrimonio neto positivo y es una entidad solvente”. La ‘entidad’ solvente, que debería haber sido cerrada y sus responsables procesados -parte del PSOE y parte del PP- como había ocurrido en el resto del mundo, nos acabaría costando más de 10.000 millones de euros -Mario Conde fue condenado a 12 años de cárcel por un agujero de seis millones-.
Luego vino el plan de rescate diseñado a medida de las necesidades de los grandes bancos, en base a un papel redactado por uno de ellos. Se crearía el FAAF (Fondo de Adquisición de Activos Financieros) para inyectar liquidez comprando bonos de titulización hipotecaria, donde “cinco personas sentadas alrededor de una mesa camilla” -en feliz expresión de Rajoy- decidían a quién y por cuánto, algo que nos costaría 20.000 millones. En 2008, salvado gracias a nuestro dinero y como ‘premio a su gestión’, cerca de 100 personas recibieron bonus de entre uno y cinco millones de euros, cerca de 2.000 entre 500.000 y un millón, unos 5.000 entre 100.000 y 500.000, y menos de 100.000 ni se sabe. Luego vino el robo legal del FROB, tapar agujeros sin plan específico alguno, Esquemas de Protección de Activos, recortes brutales a los preferentistas españoles mientras se devolvía con el MEDE (el rescate europeo) hasta el último euro a las insensatas cajas alemanas y francesas que habían financiado la burbuja, hasta llegar a Sareb, que, según acaba de decirnos Bruselas, “necesitará más aportaciones de los contribuyentes”.
El coste del rescate financiero es a día de hoy una cifra desconocida. Las partidas empleadas son de lo más diverso, algunas se han escondido como en el caso de CCM y otras, como el coste que acabe teniendo el ‘banco malo’ o la necesidad de nuevos fondos se siguen ocultando. Lo que sí sabemos es que en ayudas directas, el coste dobla ya la media europea. El total de recursos públicos comprometidos puede superar los 200.000 millones de euros -108.000 millones según el Tribunal de Cuentas, pero solo “las actuaciones realizadas entre 2009 y 2012”, CCM no está incluido y desde 2013 tampoco-. Todo se ha hecho de la forma menos transparente posible, para que la gente no sepa cuánto nos ha costado la incompetencia y el latrocinio de unos y de otros. MAFO estaría hoy en la cárcel junto con los directivos de la mayoría de cajas si España fuera un Estado de derecho.
La única verdad de lo que escribe es que la legislatura de Rajoy es “algo a olvidar en la historia de España”. Su sucesor, Linde, es tan mentiroso y sectario como él, un ejemplo reciente: según la EPA, en el 4T 2015, la creación de empleo privado se ha desplomado a solo 31. 200, o 124.800 elevado a tasa anual, que compara con los 452.000 empleos creados en 2015, o sea que se ha producido una desaceleración económica brutal, ¿cómo puede entonces tener la desvergüenza de afirmar que la economía ha crecido un 0,8%, algo como siempre cuadrado después a martillazos por el INE? Además, la precarización del trabajo sigue a toda marcha, en el 4T se destruyeron 48.000 empleos a tiempo completo y se crearon 93.000 a tiempo parcial, y el modelo productivo de “especuladores y camareros”, incapaz de garantizar crecimiento estable y empleo digno, se consolida y se refuerza: solo el 5% de empleos creados en 2015 lo es en la industria, y en el 4T no han crecido sino que ¡han caído en 55.000! España va a la deriva mientras el presidente en funciones tiene la agenda casi libre.