A tenor de las encuestas, la incapacidad del Gobierno para mejorar mínimamente el estado de postración en el que se encuentra la economía española no parece afectar al caladero de votos del PSOE. Zapatero insiste en lamentarse de la herencia recibida, acusando a Bush, Aznar y demás especies neoliberales del desastre ambiental causado por la epidemia de avaricia de los últimos años. El "optimista ignorante" (tal como ha sido definido por el Rey, según Jesús Cacho) promete crear, por arte de birlibirloque, un nuevo modelo económico que no reproduzca abusos especulativos como los acaecidos en la construcción. Mientras tanto, el jefe del PP, varado en su contumaz aspiración al poder ejecutivo, aunque no concita el menor entusiasmo -ni siquiera en sus propias filas-, confía en que el acelerado deterioro de la situación le abra las puertas de la Moncloa. Y una vez apaciguado Pedro J. Ramírez, el muñídor de alternativas "kennedyanas", sofocada la ambición de Esperanza Aguirre y a punto de ser acallado el lenguaraz Jiménez Losantos, Rajoy ve más cerca su objetivo. Mariano Rajoy recuerda con agradecimiento el apoyo que le prestó Francisco Camps, en su calidad de influyente barón autonómico, ante el embate sucesorio de la "lideresa" y sus gurús mediáticos; y por tanto, no ha dudado en poner a Camps bajo el manto de su protección frente a los "crueles inquisidores" que investigan la afición a los trajes regalados del presidente valenciano, el cual, tras proclamar que "han aguantado como jabatos", ha dedicado a su jefe una especie de oda al "gran capitán": "no has desvíado el rumbo pese a que lo han intentado, has mantenido el pulso"; así pues, "vamos a llegar a buen puerto". Rajoy cree que los Torquemadas que abundan en el otro lado de la partidocracia y en sus aledaños mediáticos, se van a llevar "un gran berrinche" el 7 de junio, cuando comprueben la victoria del PP. "Tienen una mentalidad totalitaria y presumen de demócratas", denuncia don Mariano; pero éste ya debería saber que en el Estado de partidos se presume, sobre todo, de lo que no se tiene. hechos significativos A Zapatero no le agradaba jugar a la defensiva (por eso prescindió de Solbes), y ahora, con la remodelación del Gobierno, pretende jugar al ataque contra la crisis. Alfonso Sastre, cegado por el "insólito resplandor democrático del Tribunal Constitucional", cree posible llevar al parlamento europeo "ideas revolucionarias".