Camino que sigue el dinero (foto: Alastair Thompson) Las estampitas Si la ciencia económica se ha ocupado del problema del valor, algo que, en cuanto a “valor de cambio”, es asimilable al precio, éste aparece ligado al dinero. Físicamente, para la gente común, el dinero es la moneda de curso legal. A diferencia de la Antigüedad, Edad Media y buena parte de la Moderna, cuando las monedas poseían el valor intrínseco del metal precioso que contenían, su valor hoy es completamente “fiduciario”, esto es que depende de la confianza en la autoridad que lo respalda, o sea, en los Estados. Ni siquiera en la época contemporánea, y durante la mayor parte del siglo XX, las acuñaciones se libraron de su relación con el metal, fundamentalmente el oro; situación que, aunque con altibajos, se mantuvo a través de la convertibilidad del dólar, dentro de un sistema de tipo de cambio fijo para las divisas, hasta 1971.   El comercio obtenía su mayor beneficio conforme a la fluctuación de los precios de los bienes intercambiables. Sin embargo, lo común era su estabilidad en los mercados locales y regionales. Las diferencias sólo eran sustanciosas entre puntos muy distantes o tratándose   de  mercancías  novedosas.   Por este motivo, las transacciones “internacionales” acarreaban el mayor volumen de negocio, y se pagaban con metales preciosos, acuñados o no. El oro y la plata del Nuevo Mundo, sobre todo ésta última, que abrió el mercado chino, trajeron consigo una inflación hasta entonces desconocida. Las monedas de metales preciosos comenzaron a atesorarse, circulando las de metal común, principalmente de cobre.   Los orfebres, que pesaban y guardaban los metales preciosos, dieron origen a la banca de depósito. Extendiendo sus sedes y agentes en las ciudades portuarias y puntos de negocio, les bastaba emitir papeles certificados para no tener que acarrear físicamente el metal, evitando el riesgo y la molestia que ello implicaba. Si el dinero iba a usarse en algún sitio concreto, también actuaban como cambistas, proporcionando la moneda de curso legal. Muy pronto, mediante este artificio, comenzaron a transferir sus depósitos a personas diferentes de sus titulares percibiendo un interés por ello. De esta manera los bancos no solamente emitían dinero, sino que lo creaban, terminando así por hacerse  con  la mayor parte de  las  monedas continúa …

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