Expertos norteamericanos y europeos en la lucha antiterrorista contra el Daesh afirmarían el pasado martes en NBC News que el momento y la localización de los ataques de Bruselas -cuatro días después de la captura del líder de la masacre de París- demuestran “la asombrosa falta de preparación de las autoridades y de la policía belga”. Describen Bruselas, donde la mitad de los policías son musulmanes, como un “santuario del terrorismo”, y especialmente el barrio de Molenbeek-Saint Jean, habitado esencialmente por árabes -la mayoría de los 500 belgas en las filas del Daesh proceden de ahí-, donde hay refugiados más de un centenar de antiguos combatientes yihadistas entrenados en Siria e Irak, aunque se están moviendo a otros barrios.
Clint Watss, un alto responsable de la lucha antiterrorista del FBI, diría el mismo martes en la CNBC que “resulta incomprensible que las autoridades y la policía belga no elevaran el nivel de alerta” y hayan mantenido tal grado de pasividad, después de que en la detención de Abdelsalam encontraran “un vasto arsenal de armas que demostraban la existencia de una amplia red de yihadistas listos para atentar”. “No es un problema de capacidad, es un problema de total incompetencia”. Después de hacerse estallar los dos suicidas en Zaventem, el principal aeropuerto de Bruselas, ¡ni siquiera se decretó la alerta general! Una hora después se produjeron los atentados del metro.
No se cerró Charleroi, el segundo aeropuerto donde vuelan la mayoría de líneas ‘low cost’, ni los trenes de alta velocidad que unen Bruselas y el resto de capitales europeas, y ni siquiera se instalaron controles en las autopistas. O sea, antes de los atentados, la policía y el Gobierno belgas pasaron por alto informaciones e indicios sólidos sobre la inminencia de los atentados y sobre las personas que después los cometieron, y después de los atentados su incompetencia subió aún de nivel. Si a esto unimos el hecho de que las filtraciones de seguridad en el Gobierno y la policía belgas son apabullantes, tenemos un caso claro de negligencia criminal. El pueblo belga está anonadado, nunca creyó que siendo el país más abierto, demócrata y tolerante de Europa esto pudiera suceder.
Toda una lección para los que sostienen la megaestupidez de que el terrorismo se combate con democracia y tolerancia. Las leyes belgas son tan absurdas que dejan completamente desprotegida a la sociedad. Se prohíbe entrar de noche en una vivienda, y así consiguió escapar Abdelsalam hace un mes cuando estaba cercado. Y esto lo hemos sufrido los españoles. En 2000-2004, el brazo político de ETA tenía una oficina de propaganda en Bruselas abierta al público -la Herriembajada de ETA Batasuna-, donde se explicaba que los asesinos de ETA eran “luchadores por la libertad”, y donde a personas como Juan Cruz Maitegui, en busca y captura en España por el asesinato del ingeniero Ryan de Lemóniz, Bélgica les daba el estatuto de ¡refugiados políticos!
La mejor policía antiterrorista de Europa
En contra de la complacencia que raya en la irresponsabilidad, en el sentido de que el riesgo de atentados en España es menor que en otros países europeos debido a que en España los detenidos forman parte, supuestamente, de células de apoyo y adoctrinamiento pero no operativas, la realidad es exactamente la contraria. Antes o después tendremos un atentado serio en España, y si nos salvamos será solo por nuestra policía y a pesar de la clase política. En los últimos 12 meses, las unidades antiterroristas de la Policía Nacional han arrestado a 86 yihadistas, la mitad de los cuales venían a captar gente y la otra mitad a cometer atentados. Y la Guardia Civil, una cifra algo menor, lo que hace un total de más de 140 yihadistas detenidos, lo que constituye la cifra más elevada de desmantelamiento de células yihadistas de Europa con gran diferencia. Más de la mitad de la células estaban listas para atentar, han salvado literalmemten a cientos de personas, es indigno que esta realidad no se reconozca.
Respecto al número de nacionales combatiendo en Siria e Irak, y con supuestos conocimientos para fabricar bombas, es cierto que es menor que el de otros países europeos, unos 160, de los que han muerto entre 35 y 40 -los bombardeos, sobre todo rusos, y las ofensivas terrestres han matado a unos 15.000 yihadistas en un año-. Pero eso no significa en absoluto, en contra de lo que afirman algunos analistas, que no tengan una menor capacidad de atentar. Una o dos personas con kalashnikovs y unas granadas sin entrenamiento de combate ni nada parecido pueden perpetrar una matanza en un lugar concurrido en minutos. Eso lo explica muy bien el español de origen sirio Mustafá Setmarin, número cuatro de Al Qaeda, en su libro sobre prácticas terroristas, que es la Biblia de los yihadistas. Su lema es: “Ataca cuando puedas y como puedas”. Para fabricar bombas no hace falta haber estado en Siria, los etarras lo hacían y no habían salido de la aldea.
Lo que se necesita para evitar un atentado es inteligencia contraterrorista, y la Policía y la Guardia Civil han demostrado tenerla muy por encima de la mayoría, en parte por su larga y dura experiencia en su lucha contra ETA. Pero también se necesita una colaboración decidida de la Justicia, que está mejorando mucho y casi el cien por cien de los detenidos va a prisión. La reciente reforma del Código Penal ampliando el concepto de terrorista a quienes promuevan, propaguen y adoctrinen, ha creado figuras como la de agente virtual encubierto o el autoadiestramiento que están ayudando mucho. La preparación de muchos jueces es, además, extraordinaria. El artículo ‘El nuevo rostro del terrorismo‘ (1), de Javier Zaragoza y Dolores Delgado, es de lectura obligada y lo mejor que se ha escrito en Europa sobre el tema. Y en medios, las carencias de las unidades antiterroristas son enormes, sobre todo en personal pero también en medios materiales.
Que nos cuenten que en la última legislatura se han incorporado las tecnologías más punteras a los servicios de información porque les han dado la miseria de ¡10 millones de euros!, cuando el sedicioso Junqueras se ha llevado 350 millones de una tacada para construir un Ministerio de Exteriores y un sinfín de embajadas. Y cuando nuestros servicios de información apenas cuentan con dinero para el pago de informadores -60 ridículos euros de media-, mientras que los sediciosos “durante esta legislatura” han dispuesto de millones entregados por Rajoy para comprar y sobornar a ‘defensores’ extranjeros de la sedición. Y en contra de lo que se piensa, los islamistas no se radicalizan en las mezquitas, sirven, eso sí, para hacer amistades peligrosas, pero la gente se radicaliza en las redes sociales, en internet, donde de verdad se recluta, se adiestra y se obtiene financiación. Y luchar contra eso necesita de medios y especialistas, es decir, de dinero.
Solo el factor humano, la abnegación y las jornadas agotadoras de trabajo de los hombres y mujeres de las unidades antiterroristas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil son la causa del éxito. El Gobierno tiene la increíble desvergüenza de afirmar que “crear, consolidar y alimentar esa red -de información e infiltración- es clave”. ¡Pues claro que es clave! Y a pesar de ello tienen que mantenerla en pie con una miseria; pero lo más importante es la colaboración con otros servicios, pero no la colaboración multilateral, que sirve de muy poco, la verdadera colaboración eficaz es la bilateral y, en concreto, la de España con Marruecos, de donde proceden la mayoría de los terroristas. La relaciones entre la DGST (Dirección General de Seguridad Territorial) marroquí y la CGI (Comisaría General de Información) son mas que excelentes e infinitamente mejores a las que tienen con Francia o con cualquier otro país.
La peor clase política de Occidente
Y al lado de la mejor policía antiterrorista tenemos la peor clase política de Occidente, que nos ha llevado a una espiral de degradación política, económica y moral nunca vista, empobreciendo, expoliando y endeudando a todo un pueblo por encima de cualquier otro país. Son líderes mundiales en la destrucción de la clase media. Todo esto lo trataré en detalle la próxima semana. Pero de momento estamos en la reacción de la clase política ante el asesinato indiscriminado de inocentes, y que sigue la línea habitual que se seguía con ETA de palabras vacías que son un insulto a la inteligencia, “contra el terrorismo, unidad de los demócratas”. ¿Acaso cabe una estupidez mayor?
Seguro que los terroristas se han puesto a temblar de miedo cuando han oído las memeces de González Pons -Rajoy es que ya ni se molesta-, o al tonto útil de Rivera que cree que con firmar un pacto antiyihadista que solo sirve para hacerse la foto, ya han arreglado todo. ¿O es que no sabe que su socio Sánchez lleva como propuesta la “derogación de la cadena perpetua a los terroristas”? ¿A cuántas manifestaciones, a cuántos minutos de silencio, cuántas manos pintadas de blanco, a cuántas condenas vanas hemos asistir, para luego excarcelar a los asesinos y para olvidar e insultar a las víctimas? ¡Basta ya de farsas! Pero es que nuestra indigna clase política ha llegado a mucho más: permitir a exterroristas no arrepentidos sentarse en el Parlamento y pagarles con nuestro dinero.
Pero si con este festival de soflamas y cinismo no fuera ya suficiente, ahora tenemos a Podemos, un partido que quiere impedir que los católicos exterioricen su fe y los españoles su patriotismo. Podemos es la única formación política europea que se opone a “luchar contra la radicalización y el reclutamiento de ciudadanos de la UE por organizaciones terroristas”, y a condenar “el genocidio de cristianos por el Daesh”, de los que decenas de miles han sido torturados y asesinados. Y esto ya no es incapacidad para distinguir el bien del mal, es el mal absoluto, igual que el nazismo. Por cierto, quieren romper también las relaciones con la inteligencia marroquí si llegan al Gobierno. Sepan los votantes de Podemos que son tan culpables como ellos de tamaña barbarie.
En este ‘ranking’ de la ignominia y del odio ciego por los valores morales y culturales de Occidente, las declaraciones del alcalde en Zaragoza, un tal Pedro Santiesteve -quede su nombre en el registro de la infamia-, han sido sin duda la expresión más vil y miserable de un político en ejercicio no solo de España sino de toda la UE. Este alcalde de Podemos, supongo que para vergüenza y escarnio de aquellos que le han votado, acaba de afirmar que los atentados de Bruselas son “una respuesta a las agresiones por parte de Occidente a terceros” y que lo sucedido no es más “que nos vuelve la violencia que hemos contribuido a sembrar”. Pero vamos a ver, pedazo de canalla político, ¿qué agresiones ha realizado la pacífica Bélgica, el país que mejor trata y más población musulmana acoge (uno de cada cuatro habitantes de Bruselas es musulmán)?
Los hechos demuestran justo lo contrario, a mayor población musulmana y a mayor tolerancia con los terroristas, más posibilidad tienen de camuflarse y de atentar. El primer ministro francés, Manuel Valls, lo expresó con rotundidad el miércoles: “Estamos en guerra”. Y para ganar esta guerra, la única opción es acabar con los terroristas en su feudo de Siria e Irak. Y eso solo se consigue implicando a fuerzas terrestres, con un despliegue de unos 60.000 hombres, lo que no parece gran cosa entre Rusia, EEUU, la UE y las tribus locales -como los Pashmergas o los Bagara y los Ageidat en Siria, que son cuatro millones-, aparte de los ejércitos de Irak y Siria que cada día son más eficaces, ayudados por los ‘contratistas de seguridad’ como Blackwater, auténtica punta de lanza en la lucha contra la yihad.
De momento, Polonia, como consecuencia de los atentados de Bruselas, ha cambiado su compromiso de acoger nuevos refugiados (“no admitiremos más solicitudes de asilo”), y varios países centroeuropeos piensan hacer lo mismo. Y mientras tanto, la ínclita Carmena tiene un enorme cartelón en Cibeles, ‘Refugees welcome’, el único existente en una capital europea, y es que la Doña es una buenista, además de sectaria, anticristiana y ‘guerracivilista’.
(1) ‘El Mundo’, 8 de marzo de 2015, Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional, y Dolores Delgado, coordinadora de la lucha contra el terrorismo yihadista en la Audiencia Nacional.