Los ministros de Economía de la eurozona han pedido a Mariano Rajoy que presente la solicitud formal de rescate para el sector bancario como muy tarde este lunes 25 de junio y que complete rápidamente la reestructuración de las entidades con problemas. El aviso de celeridad, enésimo que se produce, choca de bruces con la actitud displicente del presidente del Gobierno, cuya proverbial cautela y precaución es confundida con su no menos conocida indecisión y lentitud, lo que sorprende a las autoridades de Bruselas, Berlín y Washington. “Esperamos que las autoridades españolas presenten una petición formal de asistencia financiera para el próximo lunes”, ha anunciado el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, al término de la reunión. Una vez recibida la petición, la Comisión empezará a negociar la semana que viene desde el Banco Central Europeo, la Autoridad Bancaria Europea y el Fondo Monetario Internacional las condiciones que se impondrán al sector financiero español en materia de supervisión y los planes de reestructuración para las entidades que reciban ayuda.
El objetivo es que el memorando con las condiciones esté listo para la próxima reunión del Eurogrupo del 9 de julio, según ha dicho el vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn. La cantidad exacta de dinero que se concederá a España “se conocerá al término de las negociaciones del memorando” de condiciones, ha explicado Juncker. La banca española necesita entre 51.000 y 62.000 millones de euros, según las estimaciones de las consultoras independientes que el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha presentado a sus socios del Eurogrupo.
Esta primera evaluación irá seguida de una auditoría en profundidad de todas las entidades cuyos primeros resultados se conocerán a finales de julio y los definitivos a finales de septiembre, según ha recordado el presidente del Eurogrupo.”Hemos invitado a España a proseguir esta estrategia ambiciosa y clara, que debe aplicarse rápidamente y comunicarse de forma temprana”, ha resaltado Juncker. La palabra “rapidez” es la que más se pronuncia en Bruselas cuando se trata de precisar las exigencias al Gobierno de España. El temor a un contagio en los países vecinos aterroriza a las autoridades comunitarias porque la mayoría del sector, a excepción de Santander, BBVA y Caixabank, las tres entidades que no necesitarán ningún tipo de ayudas, presentan ese déficit de capital de 62.000 millones. En el caso del ejercicio de Roland Berger, las necesidades se rebajan hasta los 51.000 millones.
Estas cifras aún no son definitivas, son meras estimaciones globales, hasta que a mediados de septiembre, tras otro test de estrés más detallado e individualizado de las carteras crediticias de cada entidad, se den a conocer las necesidades de capital de forma individualizada. Este ejercicio adicional obligará a una nueva provisión genérica para todo el sector de aquellas carteras sobre las que no habían incidido los dos primeros reales decretos: los préstamos hipotecarios, industriales y de consumo.