El proceso hacia la conquista de la libertad política no consiste en la simple “procesión” de los jefe de partido (Suárez, Felipe González y Zapatero, Aznar y Rajoy) en el gobierno antidemocrático que periódicamente, como si fuera una cabalgata de reyes magos, se dirigen con sus presentes al portal de la Zarzuela; sino en las nuevas formas mentales o de conciencia que constituyen una auténtica fuerza de comunicabilidad social de la verdad liberadora. La idea fundamental que está haciendo emerger la democracia y la libertad consigue su objetivo gracias a la intensidad de la unión entre la razonabilidad y la energía de la moralidad. Es la idea-fuerza de la República Constitucional y de la democracia representativa.
La astucia de la razón consiste realmente en la libertad política, desconocida hasta ahora en España, pero que cada día más se manifiesta entre los españoles. El filósofo francés Alfred Jules Emile Fouillé supo descubrir en su obra L’Évolutionnisme des idées forces, 1890, el significado propio y nuevo de la noción “idea-fuerza”. La “idea-fuerza” no es una simple idea importante o central en un discurso filosófico, político o científico; tampoco consiste en las “ideas con fuerza” que puedan existir en una proposición teórica de algún autor renombrado, sino en el núcleo espiritual o mental de una nueva concepción del mundo para su época histórica.
Así, antes de que el filósofo francés la definiera en siglo XIX, la síntesis idea-fuerza permitió la emergencia a la realidad histórica de las nuevas concepciones del mundo de filósofos como Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Hegel, Marx; economistas como Adam Smith, Von Mises,.. y de tantos otros grandes pensadores; pero no sólo ellos se guiaron por esas innovadoras ideas-fuerza, también a los pueblos las nueva ideas-fuerza les mueve en su lucha por la libertad política. Recordemos el nacimiento de los EEUU: la eficiencia de la “astucia de la razón” en la Constitución de los EEUU permitió, mediante el presidencialismo, el surgimiento del patriotismo norteamericano. En España, en cambio, se está sustituyendo el “ser español” por el “estar en este país”…La idea-fuerza de la República Constitucional, es cierto, no moviliza a los conservadores de la partidocracia, ni a los reformistas de la nada, ni a los reaccionarios del franquismo; la idea-fuerza de la libertad colectiva, en cambio, anima las acciones revolucionarias de los mejores españoles del siglo XXI con la potencia de la energía humana de la honestidad y lealtad a lo natural.
Los periodistas e intelectuales de partido sobreviven de las ideas-reflejo de la impostura democrática, en cambio los repúblicos, en esa especie de astucia de la razón mencionada, vamos haciendo realidad la idea pura de la democracia y de la República. Poseemos la revelación interior de una energía y de su punto de aplicación, de una potencia real y de su resistencia conservadora de la Monarquía de partidos estatalizados.
La idea-fuerza de la democracia representativa lleva en su interior una ética y una acción constituyente capaz de crear y establecer los valores objetivos que harán de España una nación con libertad colectiva y democracia, en la que ya no será motivo de vergüenza, sino de honor, decir: “nosotros, los que hemos conquistado la libertad política y la democracia representativa, somos españoles”.
Fotografía de SubtlePanda