Andalucía siempre se abstiene. Ganó la abstención en el falso referéndum sobre la Constitución, ganó igualmente la abstención en el igualmente falso referéndum sobre el Estatuto de Autonomía celebrado hace tres años. Elección tras elección autonómica, la abstención electoral supera o se queda muy cerca de la mitad del censo: El Pueblo Andaluz ve de lejos a la Partidocracia.
Mucho sufrimiento y tragedia ha pasado este pueblo que no perdona ni olvida. No olvida a Franco y por eso castiga una y otra vez a la derecha, está empezando a no olvidar ni perdonar la decepción del felipismo que consiguió engañarle pero, fiel a su aprendizaje lastimero, se engrasa la abstención como sedimento de experiencias de un pueblo que no es intelectual, pero sí profundamente vivencial. Andalucía es lenta, pero no olvida.
La derecha de la partidocracia es muy consciente de que si gana no será porque les hayan perdonado, sino porque la abstención sumará de nuevo de los desencantados que inexorablemente va ganando adeptos. La derecha gobernará tímida en Andalucía, con continuos cantos al centrismo e incluso al nacionalismo “andaluz”, cuestión esta última que siempre ha generado risa a los andaluces. Los andaluces suelen reirse de la Partidocracia.
Ni el Psoe ni el PP engañaran ya más a los andaluces, la abstención puede arrasar y entonces se sufrirá de nuevo los discursos que atentan contra la dignidad de un pueblo que sabe, aunque no lo crean, que tiene un poder electoral y demográfico clave en la luchas: Así fue en los Alzamientos, en los cambios de régimen, en las luchas sociales, y, creo, si en Andalucía prende el discurso democrático todo irá mucho más deprisa.
Repúblicos, a los andaluces les cuesta lo nuevo, ya no se fia de nadie, será difícil hacerles ver que nosotros no somos la parasitaria partidocrática pero es cierto que a través del ejemplo-quizá no de los artículos- su lealtad congénita puede florecer, si bien está muy maltrecha por las traiciones. Los andaluces no tienen discursos, pero tienen olfato.
Carlos Roldán |