La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, ha sido sorprendida por la prensa disfrazada de “indignada” en una asamblea del 15-M. No creía que estaba en Carnaval sino que simplemente quería conocer de primera mano las intenciones de los jóvenes que han pedido acampar de nuevo en la Puerta del Sol como protesta, a lo que ella ha accedido sólo parcialmente.
La noticia fue analizada en Radio Libertad Constituyente y entre sonrisas, el abogado Antonio García Trevijano la tachó de “pintoresca, extraña y graciosa”. Tras un inicial tono distendido, el abogado y el escritor Federico Utrera pasaron a abordar el fondo de la cuestión: la eficacia en la protesta de un movimiento ciudadano como el 15-M.
Trevijano señaló que no hacía falta que la delegada Cifuentes fuese disfrazada a la asamblea del 15-M porque dispone de servicios policiales de información, “pero está claro que no confía en sus subordinados”. Dicho esto, tachó este movimiento juvenil como “anárquico, despistado y desconocedor de la acción política”.
No hay nada nuevo bajo el sol. Trevijano recordó como en la Grecia clásica ya se discutía la gestión común bajo una forma asamblearia levantando la mano y no mediante representantes del pueblo. Atenas tenía cien mil habitantes y apenas siete mil tomaban parte en la discusión de los asuntos públicos. El lugar donde se discutía estaba en los altos de un monte y los escasos ancianos que tomaban parte en los debates llegaban jadeantes a los mismos. “Pero eran pocos, lo que reducía su número a una cantidad irrelevante. Lo interesante es que practicaban una democracia directa. El Derecho Romano también prohibió la representación y los senadores eran elegidos, pero no representaban a nadie salvo a sí mismos. Ni siquiera ante los tribunales admitían representantes”.
“Fue Marsilio de Padua quien inventó en la Edad Media el concepto de representación, la mayor invención política de la Humanidad. Cuando EE.UU debatió su independencia, el joven e inteligente Hamilton abogó por la democracia representativa frente a la asamblearia, que habiéndola experimentado le parecía un horror difícil de articular”.
Y Trevijano concluyó: “la democracia asamblearia del 15-M esa una utopía que una persona adulta y seria jamás puede tomar en consideración. Pero la ignorancia en España es tan grande que se desconoce como un movimiento manipulado y manipulable sólo va a favorecer a los partidos minoritarios o al caos de las nociones políticas más elementales. El 15-M es un fenómeno interesante como protesta frente a lo que hay, pero se ha manipulado y presentado como protesta contra el bipartidismo. Y el bipartidismo en sí mismo no es malo para la democracia: en un sistema presidencialista con separación de poderes se deriva hacia el bipartidismo, en primera o segunda vuelta, para elegir al presidente de la República. No me tomo en serio al 15-M porque ellos no se toman en serio a sí mismos”.