La contemplación de lo acostumbrado en la prensa provoca una leve melancolía que se disipa, al recordar que cuando la verdad abre el camino, jamás lleva tras sí el cortejo de los vicios intelectuales. Hay ideas políticas corrompidas que no mueren y hay hombres que las defienden porque de ellas dependen su riqueza o su poder. El propagandista de ilusiones reformistas se escuda en un profesor de revoluciones. Don Pedro utiliza los postulados del “Common Sense” para analizar la situación actual del PP. Thomas Paine, aquel héroe del patriotismo americano y admirable polemista, hubiera considerado que el sentido común tiene difícil acomodo en el reino de la autoridad ilegítima, de cuya mística, el director de El Mundo es uno de los primeros exégetas. En su periódica homilía intitulada “Por sentido común”, no deja, sin embargo, de emplear la metafísica en lugar del sentido común. Advierte el influyente Ramírez que “mientras nuestra Monarquía se hace cada vez más republicana” los partidos políticos actúan de manera “altaneramente monárquica”. Sin duda, esta es la paradoja de la paradoja, o la mayor falsedad concentrada que pudiéramos encontrar escrita. Pero en su desatada apología de la irracionalidad política, este consejero mediático del poder proclama que el PP necesita practicar “la democracia hacia dentro para poder predicarla hacia fuera”. La fascinación del Sr. Ramírez ante el poder arruina su método crítico de pensarlo. Cuando está prohibido en la Constitución el mandato imperativo de los electores, y las votaciones se hacen por el sistema de listas, la soberanía reside en los dirigentes de los partidos políticos cuya sofocación de la democracia interna es completamente intrascendente en relación a la usurpación de la verdadera representación política. El sentido común dice: quien no quiera los efectos que suprima la causa. De la Constitución no puede fluir lo que es impropio de ella: la libertad política. Pero don Pedro sacrifica la idealidad democrática en el “altar de lo pragmático”, amenazando a Rajoy con magnificar lo que antes era camuflado “hasta que tire la toalla”. Al final, endosa al jefe del PP esta máxima del “Common Sense”: “El tiempo hace más conversos que la razón”. En sus ansias regeneracionistas de la incorregible oligarquía de partidos, el “liberalísimo” Ramírez también debería recordar aquellas palabras de Homero: “El insensato sólo hace caso de lo que se ha cumplido”. Don Pedro J. Ramírez (foto: Leopoldo2006)