Los deseos se pueden construir y en la capital de la provincia de Jaén se construyó uno muy especial, la primera línea de tranvía urbano de la ciudad, todo para que con una tradicional política partidocrática de despilfarro consiguiera el PSOE mantener la alcaldía de la ciudad de Jaén, a toda costa y sin mirar los ceros de las facturas que le vinieran por ello. Como no se pudo inaugurar dicho tranvía, llegó el periodo de elecciones municipales y a la señora Carmen Peñalver (PSOE) y su equipo de gobierno, se les ocurrió la brillante idea de dejar que todos los giennenses se pudieran montar en dicho tranvía gratis, para eso estaban las arcas municipales. Valiente idea que se les ocurrió, como los futuros conductores tenían que practicar con las nuevas unidades de tranvía, ¿qué mejor para dichas prácticas que unos cuantos usuarios ilusionados con su nuevo “trenecito” fueran los conejillos de indias, en vez de unos sacos de arena?. Si que fue valiente dejar a un lado la prevención de riesgos y seguridad de los futuros usuarios, un puñado de votos valía la pena.Pero falló algo, hubo un imprevisto, la empresa concesionaria del transporte de autobuses urbanos, Castillo, denunció al Ayuntamiento por competencia desleal y un juez les dio la razón prohibiendo esa práctica temeraria ya que transportar gratis a las personas  mientras hay empresas con una concesión municipal que cobran por ello no es muy justo. Así que este juez prohibió el transporte en tranvía de personas mientras este fuera gratis. A esto la señora alcaldesa decidió que no circularía ningún tranvía más, ni con personas, ni sin ellas, las prácticas de los futuros conductores y las pruebas de las unidades de tranvía se dejaron de hacer. Pasan los días y llegan las esperadas elecciones y el resultado es nefasto para el PSOE, perdiendo la alcaldía. Se nombra al nuevo alcalde de la ciudad, el señor José Enrique Fernández de Moya (PP) y para sorpresa de los ilusionados ciudadanos de Jaén la primera medida que toma este alcalde es la de no poner nunca en marcha dicho tranvía, dice que no hay dinero para pagar, ni a los trabajadores, ni para las letras y gastos que se han generado con la compra de varias unidades de tranvía a la empresa francesa de Alstom.A día de hoy todo el mundo contempla como está terminada una infrestructura urbana, que está ahí, pero como si nada, como un fantasma. Muchos pensarán, si hay en otros sitios donde tienen aeropuertos fantasmas, nosotros tenemos un tranvía fantasma. Otros en cambio, entre lamentos y viendo para que han valido 100 millones de euros, dirán “mare mía pa lo que ha quedao el tranvía”. En otro ocasión hablaremos del aeropuerto de Jaén, que por si ustedes no lo saben tenemos también aeropuerto, pero en otro momento, no quiero distraer más su atención.

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