Gráficas (*) Se ha publicado el último valor del Índice de Producción Industrial (IPI) correspondiente al mes de noviembre de 2008 para España y el dato no podía haber sido peor. Este índice refleja la variación mensual e interanual en la producción total industrial, desde la fabricación de relojes o televisores hasta la extracción minera y energética, excluyendo la construcción. Para el mes de noviembre de 2008 la variación en la producción industrial con respecto al mismo mes de 2007 fue del -15,1 %, dato corregido teniendo en cuenta los días laborables. Pero este dato no es un hecho puntual. Desde el mes de mayo, todas las variaciones han sido negativas. Particularmente, desde el mes de julio, la serie se puede ajustar a una recta con pendiente negativa del -3,05, es decir, por cada mes transcurrido, perdemos un 3% de producción con respecto al año 2007. Una ralentización progresiva, rápida y sin suelo a la vista, que no tiene comparación con ningún otro país de la UE, ya que Italia y Grecia, los dos países que más se acercan, lo han hecho a un ritmo del -1,29 y -1,25 respectivamente, es decir menos de la mitad que el español. Si calculamos la tasa media en la variación interanual del IPI hasta el mes de noviembre para España obtenemos una disminución media del -8,8 % y hasta el mes de octubre del -7,75 %, siendo la siguiente en la lista Italia con una disminución del -4.5%. Estos datos unidos a la cifra para diciembre de 500 autónomos menos por día, según los datos de la ASNEPA, confirman que los multimillonarios rescates bancarios con dinero público, justificados por el necesario papel de estas entidades de usura y control en la reactivación de la economía productiva, no están sirviendo para la recuperación del tejido industrial, siendo la situación española particularmente grave debido al oscurantismo de una clase política sin control ciudadano que ha prestado miles de millones de Euros a los causantes de la crisis financiera y la burbuja inmobiliaria, sin garantía alguna de que estos fondos retornen a los contribuyentes que están perdiendo sus puestos de trabajo y que, siendo la sociedad civil europea más endeudada, no tiene capacidad de consumo. Son los financieros quienes han provocado la crisis, pero han sido los políticos del Estado de Partidos los que la propagarán provocando una recesión que deberá traer consecuencias para un Régimen fallido que ha roto las esperanzas apolíticas y sumisas de millones de hogares desengañados y cansados de la corrupción política.