El término hacker se identifica generalmente con un experto en informática. Pero desgraciadamente, los medios de comunicación lo han asociado sistemáticamente a delincuentes o piratas informáticos, a alguien que busca saltarse la seguridad de un sistema para sabotearlo y hacer daño. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Un hacker es alguien que se divierte con el ingenio, superando retos difíciles con sus propias habilidades, pero nunca con un afán destructor, sino todo lo contrario, generalmente para liberar conocimiento y ponerlo a disposición de los demás. Entre otras cosas, gran parte del software libre que existe hoy día (como el sistema operativo GNU/Linux) ha sido (y es) desarrollado y mantenido por hackers. La antítesis, el vocablo que realmente designa al que disfruta alterando y destruyendo la información en busca de su propio beneficio, es cracker.   La denominación de hacker hace tiempo que ha trascendido a los expertos programadores y se aplica también a personas apasionadas por el conocimiento, por el aprendizaje, por todo lo novedoso y por comprender el funcionamiento de las cosas. Ser un hacker, en palabras del gurú programador Richard Stallman, “quiere decir […] usar la inteligencia para hacer algo difícil. Es posible en cualquier proyecto. No implica tampoco hacerlo con computadoras”. Sin embargo, el título de hacker hay que ganárselo, y se recibe como reconocimiento por parte de otros hackers, nunca jamás por autoproclamación. Pero que no seamos hackers no implica que no podamos simpatizar con sus ideas, difundirlas y aplicarlas.   La realidad, de nuestro país en particular y del mundo en general, ha sido sistemáticamente crackeada por las élites políticas y económicas. El ejemplo más reciente lo tenemos con la actual crisis y las informaciones que se dan a los ciudadanos ocultando el verdadero alcance de la misma, negando la impotencia o el desconocimiento de las clases dirigentes para hacerle frente, o sus descaradas maniobras para emplear fondos públicos en financiaciones privadas carentes de transparencia. La mayoría de los ciudadanos se conforman con la información a nivel de usuarios. Pero afortunadamente, existen grupos que hackean y difunden lo que realmente está ocurriendo, tanto a nivel económico como político. Gracias a ellos, el conocimiento libre se mantiene, a pesar de los intentos gubernamentales, cada vez más visibles, de hacerse con el control de Internet. Y los simpatizantes de la cultura hacker podemos tener acceso a esa información.   Glider: el emblema hacker (fuente: Wikimedia Commons)

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