El Tribunal Supremo exhibe desde el 19 de noviembre una exposición fotográfica que hace un recorrido gráfico de los sucesos judiciales más importantes de la última treintena bajo el rimbombante título de “30 años de Justicia Constitucional”.   La muestra fue inaugurada conjuntamente por el presidente del Alto Tribunal, que lo es también del Consejo General del Poder Judicial, D. Carlos Dívar, la ex secretaria de Estado para Justicia, Dña. Margarita Robles y el representante de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España D. Nemesio Rodríguez. Los asistentes destacaban, medio en serio, medio en broma, la ausencia de D. Baltasar Garzón, dado el contenido intrínsecamente mediático del acto en el que la foto era la protagonista.   Quien se acerque por el bello palacio de la plaza del Marqués de la Ensenada podrá contemplar la exposición de las miserias del Estado de poderes inseparados. Desde el juicio de los GAL, hasta el procesamiento a Mario Conde y Luis Roldán se escenifican visualmente como éxitos de ese vacuo concepto que es el “Estado de Derecho” la consumación de la corrupción política. No se muestra, sin embargo la fotografía del ex presidente González acudiendo “estigmatizado” a declarar como testigo ante el propio Tribunal Supremo, estampa que costó el reproche y sanción del Tribunal ahora expositor al periodista que plasmó el instante.   Tampoco la de los Sres. Barrionuevo y Vera correteando en el escueto patio de su prisión particular, ni aún la fosa de cal viva del crimen de Estado. Mariano Rubio está tan ausente en la exposición como “Los Albertos”, y aún D. Mario Conde retratado en Zarzuela o el propio Sr. Roldán reunido en Moncloa antes de salir para Laos. La esquela de Paesa sería un buen epílogo gráfico.   Tras justificar la utilidad de la exposición para mostrar a la ciudadanía la imagen de la Justicia, Dívar reconoció que la ofrecida en su labor diaria “muchas veces no es muy positiva”. Tenemos mucho camino pero los brazos abiertos para que haya una Justicia transparente, cercana al ciudadano y, sobre todo, en libertad, democracia y Estado de Derecho”.   Sin embargo sin separación de poderes no existe democracia y la transparencia se pierde en la opacidad de los intereses de partido que la manejan, desde la propia forma en que D. Carlos fue elegido, hasta la progresión en el escalafón del más modesto Juez de instancia.   La publicidad institucional se convierte en propaganda de régimen coronada por un título de presentación tan falso como “30 años de Justicia Constitucional”, ya que sin separación de poderes no sólo no hay Constitución, tampoco Justicia.

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