El fantasma que más han deseado ahuyentar los gobernantes del viejo continente es el de una masiva abstención que deslegitime el armazón institucional de la UE, y de paso, las distintas oligarquías nacionales sustentadas en el refrendo de las listas de los partidos y en la imposibilidad ciudadana de elegir directamente el poder ejecutivo. Por eso, han menudeado los llamamientos a la participación electoral y las cursis apelaciones a una supuesta “fiesta democrática”. Así pues, en primera línea de defensa oligárquica, encontramos al señor Rodríguez Zapatero, que ha sermoneado a la parroquia de votantes con pasajes fabulescos: “el voto es un derecho esencial en democracia que hace libres a los ciudadanos”. En esta ocasión, además, se hubiera tratado de seguir aprobando el gran proyecto europeo que tanto bienestar ha procurado a España, cuya vocación europeísta no tendríamos que haber dejado en entredicho con una baja participación. El candidato del PSOE también temía que unas urnas semivacías indicaran un alto grado de euroescepticismo en la sociedad española. “Europa es nuestro presente y nuestro futuro; es la medida de nuestros problemas” dijo un sentencioso López Aguilar. Por su parte, Mayor Oreja veía en el acto de votar la mejor respuesta ante la crisis, y su jefe Rajoy, instó a los españoles a opinar sobre los que está pasando en su país, yendo a los colegios electorales y depositando las correspondientes papeletas. En un artículo editado en “Público” un ex presidente del Parlamento Europeo, José Borrell, delimita los distintos terrenos de juego. “Las elecciones nacionales que llamamos legislativas, en realidad son “ejecutivas”, porque todo el mundo sabe que con su voto designa a la persona que va a gobernar”: los diputados serían unos meros intermediarios en esa elección. Sin embargo, en las elecciones europeas se escogerían legisladores que comparten su poder con los gobiernos en el Consejo, en un complejo proceso de “codecisión”. Borrell afirma, con escasa originalidad, que si no votamos, no podremos quejarnos de esa burocracia europea que escapa al control democrático. Pero a la falta de éste y de auténtica representación política responde la abstención. hechos significativos El honestísimo Chaves tuvo que resignarse a ayudar a la empresa de su hija “por imperativo legal”. Los responsables de los “40 Principales” atribuyen a un “error informático” la emisión de anuncios del PSOE durante la jornada electoral.