ROSA AMOR DEL OLMO.
Ha existido desde hace años y sigue vivo todavía un debate sobre la existencia de una escritura de la mujer o no, escritura “femenina” o no, ideales, originalidad, ¿estructuras especiales?
Es posible que este debate se suscite especialmente entre los estudiantes universitarios, colegas académicos que plantean un problema a la hora de elegir un campo de la escritura realizada por una mujer, pero no debemos olvidar que hay una posibilidad bastante grande de que estas “clasificaciones” sean realizadas más bien por ámbitos editoriales que por un orden académico o de estilo. Galdós decía que debíamos huir de los encasillados, y llevaba mucha razón.
Los editores, son los que hacen que este tipo de clasificación, y el problema aparece con toda probabilidad cuando se habla de clasificados.
¿Puede un escritor aparecer como no clasificable? Suponemos que sí. Una obra es buena o mala por sí misma, no por quién lo haya escrito, menos por una cuestión de género o a lo mejor, no cuando hablamos por ejemplo de literatura feminista. Desde ese punto de vista, habría clasificaciones de obras de tipo religioso, ético, homosexual, literatura de madres, de médicos… La literatura infantil es un género pero independiente de si unos cuentos están firmados por hombres o por mujeres.
Existen dos tipos de rangos: de un lado, una escritura con unos característicos temas que corresponden a lo que se llama por escrito “temas de la mujer” (medio ambiente, prostitución, maltrato, las cuestiones de género…); de otro lado, está el tratamiento de esos temas con independencia de quién lo escriba, así como si sus juicios están destinados, o no, a un público o grupo lector concreto. El grupo lector puede ser un detonante de las clases de obras. Por la misma razón podríamos decir o pensar que existe una escritura femenina o lectoras femeninas.
¿Escriben mujeres para mujeres? ¿Hay un género que el público intenta leer sobre temas específicos que pueden rodear a la mujer y su medio ambiente? ¿Acaso por poner un ejemplo si un texto habla de una guerra debe haber sido escrito por un hombre porque eso son “cosas de hombres”? ¿Y se dirige también a los hombres por la sola razón de que en general las mujeres no van a la guerra? O como no son muy seguidoras del football, esa literatura deportiva va hacia los hombres. Un libro sobre mujeres puede estar escrito por un hombre y viceversa.
Desde el punto de vista de la creación, creo que una obra será un buen o un mal trabajo dependiendo de cómo clasificamos un determinado nivel de escritura; los nombres restantes se quedan en el terreno de lo comercial, de las ventas del enfoque de un estilo pero no del acto creativo en sí.
Cuando una mujer escribe poesía, escribe versos con un ritmo interno pero no es el ritmo de las mujeres, sino el poeta que escribe; de la misma manera que no hay un ritmo en poesía especial para los homosexuales o un ritmo para niños… no debería haber estas clasificaciones, pero es posible que vengan de donde vengan, las haya.
Una novela puede hablar de cualquier cosa: personajes presentes de los hombres, mujeres, niños, contexto guerra, historia, problemas femeninos o masculinos.
Es el autor, creador, escritor, a través de su imaginación, el que podrá convertirse en un tema implícito en algunos casos neutrales, que pueden hablar sobre cualquier cosa, sin que nadie pueda identificar el sexo del escritor.
Por la misma razón, hay buenas, malas o mediocres obras, sin más, con independencia de quien escribe, e incluso para los receptores/jugadores a quien el trabajo se dirige.
Otro discurso y debate tan fundamental es el que se plantea cuando se sabe quién escribió el texto y las desigualdades que se producen cuando el autor es una mujer. Eso es otra cosa. Surge ahí la discriminación y la segregación, porque es cierto que el mundo literario (al menos en España) es esencialmente machista y patriarcal, con algunas excepciones.
Los hombres siempre han considerado la escritura de la mujer como de otro nivel: un nivel con, probablemente, un tono o dos por debajo de los hombres.
En cuanto a una escritura de nivel superior, por desgracia, son pocas las mujeres las que se han atrevido a romper esquemas en filosofía, en teología, etc. Esas mismas mujeres que escriben sobre la teología, ensayo filosófico u opinión, pueden llegar a marcar el ritmo de lo que ocurre en la sociedad. Y cuando una mujer escribe un ensayo, escribe simplemente, y esto no es necesariamente un libro de autoayuda, es un libro de filosofía o de ensayo y este será bueno o malo, pero no porque haya sido escrito por alguien en concreto. Eso sí, los hombres han ostentado hasta hace muy poco la hegemonía cultural, el acceso a los estudios más profundos, de ahí que el interés o necesidad de tener que opinar en la sociedad y, con ello, lograr influir en el mundo, es una cuestión tan solo de tiempo.