Monumento al teniente Ruiz (fotografía: Lev) Esperanza malasaña Manuela Malasaña, Jacinto Ruiz, Luis Daoiz, Pedro Velarde, Juan Martín, Pérez Galdós, libertad, patriotismo, independencia, dignidad, nación, España. Telemadrid culmina la serie de programas elaborados para conmemorar el bicentenario del dos de mayo con un documental histórico que copia el prestigioso formato de aquellos producidos por la BBC o National Geographic. Imposible pedir que al rigor profesional y al derroche de medios y dinero público se una la profundidad en el análisis y la intervención en la cinta de especialistas no orgánicos, pero el resultado es digno. Es la víspera de la fiesta y día del trabajo. Máxima audiencia, fervor churrero y grandes hombres desfilando ante los ojos de un Madrid que cena delante del televisor. ¿Por qué iba a desaprovechar doña Esperanza Aguirre la ocasión de unir el patriotismo y el carácter indómito del pueblo español a su propia figura? El académico documental finaliza con una erudita aportación de nuestra Presidenta. En ella, la gobernanta relaciona el Dos de Mayo y “la primera constitución liberal del mundo”. ¿Por qué no? ¿No es hermosamente audaz enlazar el liberalismo con una jornada de resistencia violenta frente a la ocupación militar? ¿Qué tiene de malo dar un empujoncito a su recién lanzada imagen de alternativa liberal? Los jóvenes descendientes de quienes echaron al francés y se entregaron al absolutismo se emborrachan y tocan los bongos a los pies de los héroes del cuartel de Monteleón y siempre acaban poniéndoles algunas litronas en las manos que mantienen alzadas para llenar de valor a los que van a morir. El monumento al patriotismo huele a pis desde cien metros de distancia. Ni nuestra Historia es nuestra sin libertad. La conmemoración pertenece a los propietarios únicos del poder político. La fiesta es suya. Sin representación en el Estado de la sociedad civil, ni las noticias, ni las ideas, ni los miedos son nuestros. Ni el patriotismo, ni España. Nada ha cambiado desde el dos de mayo de 1808 porque a unos opresores otros han sucedido, aunque siempre quede, dispuesta a poner un brillante punto final, la maldita Esperanza.