La palabra “constituyente” ha estado ausente de la prensa oficial española durante más de tres décadas, pero ayer la edición de papel del diario “El País” coincidió con el Diario RC y la incluyó por vez primera en sus titulares al referirse a la manifestación del 23-O que se concentró frente al Congreso de los Diputados, rodeada de nuevo por un fuerte dispositivo policial. El abogado y político republicano, Antonio García Trevijano, que lleva reivindicando este vocablo parlamentario como la base de un ideario político que debe regenerar España, organizar la decencia y construir un Estado moderno, avanzado y próspero, lejos de mostrar satisfacción, volvió a reiterar sus críticas en los micrófonos de Radio Libertad Constituyente:

“Como siempre han oido campanas y no saben dónde. Como no leen, ni comprenden lo que leen, ni tienen capacidad siquiera intelectual para comprender cosas tan sencillas”, la mayor parte de estos debates del 23-O no aciertan a discernir “la diferencia entre proceso constituyente y Libertad Constituyente”, declaró.

 

 

“El proceso constituyente es indefectiblemente toda serie de actos conducentes a cambiar las leyes fundamentales de un país. Sólo con determinados requisitos puede llamarse Constitución. Cuando termina el proceso constituyente en una Constitución está bien que se llame proceso constituyente, pero si termina en algo que no es Constitución porque no separa los poderes, ese proceso constituyente no ha sido dirigido por la Libertad, que es el único factor constituyente, y lo que constituye no es el Estado ni el Gobierno, lo que constituye es un sistema de reparto del poder como antes estaba repartido por Franco”, agregó.

Trevijano añadió que “por eso estos pobres chicos que se manifiestan en la calle en nombre de un proceso constituyente no saben lo que dicen, porque proceso constituyente se da para todo tipo de régimen de poder: para la Dictadura, para la Oligarquía y también para la Democracia, pero cuando se habla de la Democracia, sobra todo lo demás y hay que hablar de Libertad Constituyente”.

 

A su juicio, el 23-O acierta sólo en lo nominal porque “evidentemente es un proceso porque implica la ejecución de una serie de actos, no un solo acto, que ya no sería proceso. Eso sería golpe de estado. Los golpes de estado no son procesos porque se producen en un momento con ahorro de víctimas y por sorpresa. Ahí no hay proceso constituyente pero hay un acto constitutivo que es el golpe de estado”.

Trevijano defiende el valor de las palabras y sostiene que quien habla bien, piensa bien. Y quien piensa bien, actúa bien. De ahí el célebre poema del Premio Nobel Juan Ramón Jiménez: “Inteligencia dame, el nombre exacto de las cosas”. “Aquí no queremos iniciar ningún proceso constituyente porque las fuerzas constituyentes son las que digo, los partidos a los que desechamos, a lo que esos pobres chicos del 15-M y del 25-S y de ayer” apelan en sus manifiestos. “Esos pobres chicos no saben nada y cuando están pidiendo proceso constituyente están diciendo: “Queremos cambiar la Constitución y que la cambien ellos” ¿Quiénes? Los que la hicieron antes, los que se aprovechan de ella y por eso piden un proceso constituyente”. Por eso sugirió para acertar de pleno: “¡no habléis de proceso Constituyente, pedid Libertad Constituyente!”.

 

 

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