“Rajoy rechaza la “pinza” contra Merkel de Monti y Hollande”, titula hoy la prensa, pero en cambio reclama una intervención del Banco Central Europeo (BCE) para comprar deuda pública española que otorgue oxígeno a su economía, algo a lo que se opone el ejecutivo alemán.
El contenido de las informales reuniones que los mandatarios mantuvieron a bordo del barco “First Lady” con el que recorrieron el río Chicago empieza a conocerse parcialmente. Rajoy argumentó ante ellos que para estabilizar la economía española ya no hay siquiera tiempo para poner en marcha los eurobonos, a lo que se opone precisamente Merkel.
La inflexibilidad germana ha contado con la inesperada ayuda del comisario europeo de Economía, Joaquín Almunia, que ha asegurado que el BCE no está para ayudar a los Gobiernos, mientras que Italia es el segundo país que se alinea con Hollande, después de que lo hiciera el primer ministro de Bélgica, Elio di Rupo, a favor de objetivos financieros más flexibles. Hasta Obama ha sugerido al BCE intervenir para ayudar a España e Italia.
El escenario internacional fue analizado en los informativos de Radio Libertad Constituyente y Antonio García Trevijano recordó como el destino ejercía su ironía al hacer regresar a sus orígenes a la Unión Europea: “A veces nos olvidamos que todo se fundó con el Mercado Común Europeo de seis países y hoy no hay más visión política europea que la económica, que además se establece sin planificación y con urgencias”.
España ha sido el último país europeo que ha puesto en marcha severas medidas anticrisis “y ahora es el primero en defender la política de austeridad de Merkel”, pero sólo lo ha hecho tras contemplar el hundimiento de Grecia y la intervención de dos países, Irlanda y Portugal.
Ahora, Rajoy hace gala de más vigor y menos cintura que la propia canciller alemana, a la que siempre admiró desde los tiempos de la oposición y “Rajoy se ha hecho más merkelista que Merkel”. A Trevijano todo esto le suena a antaño, a la época en que en España se estudiaba alemán en los colegios y se imponía la visión teutona de Europa. “Como en los tiempos de Franco, el faro sigue siendo hoy Alemania.
Rajoy no se ocupa de los problemas de Europa en su conjunto, ignora el planteamiento europeísta y sólo se sitúa al lado de Merkel, cuando lo que necesitamos como país es ganar tiempo, ampliar el período de aterrizaje y adaptación de nuestra economía y aminorar lo más posible los perjuicios que los objetivos del déficit están causando a nuestra política social”.