Uno de los grandes problemas económicos y políticos de la España actual es la influencia descendente del Estado en el funcionamiento de la economía nacional y en la definición del marco en el que se deben llevar a cabo las transacciones económicas que tienen lugar en el territorio que supuestamente controla. Para los ciudadanos españoles el Estado sigue siendo el actor principal, “papá Estado”. Al quitarles los ropajes en los que está envuelto, vemos su cuerpo esquelético, las radiografías presupuestarias nos muestran la cruda realidad: la descentralización política, llevada a cabo a golpes de espasmos electorales y chantajes inconfesables, lo ha dejado fuera de juego ante la mayor parte de los operadores nacionales. Como hemos denunciado muchas veces, las burocracias regionales y locales se han encargado de enturbiarlas con permisos, concesiones o autorizaciones escondidas en las miles de normas autonómicas y municipales. Por el otro lado, al pertenecer a la Unión Europea, El Estado también ha dejado de ejercer muchas competencias (moneda, parte de la política económica, agricultura, normas industriales, aduanas,….) para cedérselas a los órganos de esa Unión. Así que ha quedado como actor residual en la prestación de una gran parte de los servicios públicos, no es más que la Seguridad Social (pensiones públicas y subsidio de desempleo) y un poco más. En los Presupuestos de gastos no financieros para 2011 se pueden ver los huesos del esqueleto: Fuente: Ley estatal de Presupuestos 2011 y elaboración propia Como puede verse en el cuadro anterior, de todo lo que pretendía gastar a través de Ministerios, Organismos autónomos, Entes públicos y demás follaje pseudo-administrativo, más del 80% lo dedicará a pagar los servicios públicos básicos (Defensa, Justicia, Relaciones Exteriores, Instituciones básicas del Estado, 20.000 M€); las pensiones públicas (112.000 M€) y los subsidios de los desempleados (30.000 M€); las aportaciones a la financiación de las Administraciones Territoriales (39.000 M€) y de la Unión Europea (12.000 M€); y los intereses de los préstamos pedidos (27.000 M€). Así que de los 297.428 M€ que presupuestó solamente le quedan 57.000 M€ para influir en la economía nacional. Esta cantidad equivale a la tercera parte de los presupuestos de las Comunidades Autónomas para ese año y al total de los presupuestos de los Municipios en 2010. Otra cosa será lo que realmente gaste y pague durante el ejercicio, a la luz de lo que se conoce hasta ahora.