Ronald Jocker McDonalds (foto: LuChOeDu) El comodín Ante la querella presentada por el sindicato Manos Limpias y la asociación Identidad y Libertad, el Tribunal Supremo mantiene imputado al juez Baltasar Garzón por prevaricación, tras haber abierto este causa general contra el franquismo sin tener competencias para ello. Antes, el juez había hecho caso omiso a la prohibición de la Audiencia Nacional de exhumar fosas de víctimas del bando republicano. La figura del juez ex estrella del partido del Poder y sus adláteres de IU se va deteriorando cada vez más. Para los medios de comunicación del régimen nada queda ya del “valiente” togado que hacía creer en la persecución al general Pinochet, aunque todavía se silencia convenientemente su paso oportunista por la política, su particular “memoria histórica”, e intentos a nivel internacional de persecución del nazismo, todo ello con resultados nefastos. Desde el PSOE, en estos momentos, sólo una voz se alza en defensa del magistrado. La de José Antonio Alonso, parlamentario por Asturias: “Garzón es un juez decente”. Pero la última batalla del superjuez se está librando en el campo de la corrupción que, unida a la situación de crisis económica, hace estragos en el sentir de los españoles. Para vindicar su neutralidad e independencia Garzón ha comenzado a ejercer acciones oportunistas que sólo afectan a los chivos expiatorios de turno de cada partido, pero que nunca llevarán las tramas hasta la cúpulas, pues en ellas se encuentra el soporte político-judicial del propio juez. Siendo en la actualidad instructor del caso “Gurtel“, también se ocupa del caso “Pretoria” de Santa Coloma de Gramanet, en el cual están implicados CIU y PSC. Amplio eco mediático diariamente. La pugna de Garzón con el presidente Rodríguez Zapatero y parte del partido que lo encumbró deja ver que las aspiraciones políticas del juez no han mermado. Para promocionarse necesita estar inmerso en el populismo y estos golpes de efecto subirán su cotización ante los partidos hasta que abran filas para él. Sin duda, Baltasar Garzón seguirá siendo en el futuro un buen comodín para la Monarquía de partidos.