Los motivos de Standards and Poors para no fiarse de la capacidad económica del reino de España y establecer una perspectiva negativa en el horizonte son los siguientes: El endeudamiento del sector privado que asciende al 178 % del PIB. El mercado laboral inflexible con una estimación de desempleo del 21 % en 2010. La capacidad exportadora del 25 % del PIB en fase con una competitividad erosionada debido al incremento de costes laborales. La baja calidad de los activos financieros que requerirán como mínimo de un 5 % del PIB en fondos de salvamento. La relajación en los estímulos fiscales para reducir el déficit público al 3 % para 2013. Si los motivos causantes de esta dinámica se deben a fallos estructurales, no cabe esperar que mejoren dentro de la actual coyuntura de endeudamiento soberano e intoxicación financiera. Si, por el contrario, son producto de una mala política económica del gobierno, tendrán una corrección posible con un cambio no estructural. Que sean producto de la coyuntura internacional queda descartado al ser España el único país de nuestro entorno que sigue en recesión y destruyendo empleo. Sin soberanía monetaria, los sindicatos estatales, llamados “de clase", han decidido salir de la crisis mediante la destrucción de empleo (estructural). Y este es un engaño criminal. Para evitar la fractura social Zapatero ha destinado recursos hacia la cobertura de desempleo dañando sectores como el de la investigación y desarrollo (coyuntural); a su vez, va a subir el I.V.A. para reducir el déficit público (coyuntural). Estas dos medidas paliativas, cortoplacistas, ocasionan graves trastornos en la productividad y el empleo a medio y largo plazo. La incapacidad exportadora se ha asumido como modelo económico ligado a la pertenencia a la UE y al carácter especulador del capital financiero que paga a los partidos políticos (estructural). El control político de las Cajas de Ahorro (estructural) hará mas costosa la recapitalización de las entidades en apuros al introducir las ineficiencias de imagen política y carácter nacionalista. El hipertrofiado entramado burocrático de las autonomías y el empleo improductivo ligado a ellas (estructural) hace que el gasto sea incontrolable y la productividad difícilmente mejorable. La falta de saneamiento de la burbuja inmobiliaria junto con medidas como la ley del suelo que favorecen su perpetuación (estructural) generan mayor dependencia de un crédito cada vez mas costoso. Sin generar empleo el PIB no podrá crecer y la incapacidad para contener los gastos propios de una estructura burocrática "Alicia" junto con un modelo productivo ineficiente íntimamente ligado a los intereses inmediatos de sindicatos, partidos políticos y banqueros dirigen a España a la bancarrota.