Cándido Conde-Pumpido (foto: UIMP) La autoatribución competencial garzonita para la judicialización de la parte de corrupción que corresponde al principal partido de la oposición ha encontrado freno en la negativa del Ministerio Fiscal a seguir la investigación en la Sede de su Tribunal, interesando la remisión de la causa a los distintos Tribunales Superiores de Justicia por encontrar indicios de criminalidad únicamente en aforados regionales y no así en parlamentarios nacionales, que determinaría la del Tribunal Supremo. El partido del gobierno y también unánimemente la prensa del régimen se han apresurado a adornar la actuación del Ministerio Público como muestra de independencia funcional en aplicación recta del Derecho, ajena a cualquier contaminación política, por interesar que las diligencias investigadoras salgan de las manos del cazador Garzón para entregarlas al juez natural correspondiente a los únicos imputados formalmente. Sin embargo, conociendo la dependencia jerárquica y funcional del Ministerio Fiscal del poder ejecutivo por su estructura piramidal en cuya cúspide se sitúa un Fiscal General del Estado elegido directamente por el Gobierno, tal actuación de la Fiscalía debe ser valorada por el mínimamente perspicaz observador atendiendo a claves muy distintas. En primer lugar al temor al protagonismo y egolatría de Garzón, favorable ahora a la causa del partido en el gobierno, pero peligroso e imprevisible si el día de mañana considera que sus servicios no se ven recompensados adecuadamente. Aún está en el recuerdo de todos la apertura e instrucción por D. Baltasar del caso GAL tras regresar de la política al juzgado al ser traicionadas por González sus promesas de convertirle en Superministro de Justicia e Interior. Conviene soltar y recoger carrete al Magistrado estrella adecuadamente, controlando así su recorrido. Y en segundo término, para el partido gobernante y por ende a la misma Fiscalía, el daño al PP se ha consumado ya con la existencia misma de la causa, amplificada a través de su potente maquinaria periodística. La mera apertura de diligencias judiciales por Garzón independientemente de su ulterior resultado, con la entrada preventiva en prisión de miembros y elementos afines de la oposición, culmina sobradamente sus expectativas. El servicio pues, está ya hecho sin que exista necesidad de dar más protagonismo al instrumento utilizado.