Papeleta milagrosa Desde el asesinato del exconcejal Isaías Carrasco, los medios de información, alineados con los partidos políticos, se lanzaron a una brutal campaña de llamada al voto como respuesta a la acción terrorista. Como si las papeletas pudieran, por sí mismas, parar las balas o constituir la libertad política Entre bambalinas, socialistas y populares negociaron el contenido de un comunicado en el cual se incluyó un llamamiento a los españoles para que respondieran cívicamente al asesinato de Carrasco con una afluencia masiva a las urnas en la jornada electoral. Alegaban los socialistas que, habida cuenta de que ETA promueve la abstención como fórmula de boicot a estas elecciones, una alta participación en toda España, y en particular en el País Vasco, sería el mejor modo de demostrar su aislamiento. Un editorial del Periódico de Cataluña dice tajantemente: “Frente a ETA, participación masiva”. Otra noticia señala: <<La hija de Carrasco pide que no se ''manipule'' el asesinato y que se acuda ''masivamente'' a votar>>. De este modo, los partidos políticos han rentabilizado al máximo un acto terrorista, utilizando de nuevo el miedo y los sentimientos, vendiendo los comicios como una acción antiterrorista cívica, “un arma democrática de que disponen los ciudadanos para defenderse de quienes les agreden, de quienes llevan décadas tratando de que descarrile el proyecto de futuro compartido de los españoles”. Además, han criminalizado la abstención presentándola como un apoyo implicito a ETA al coincidir con su estrategia frente a las elecciones, “¿Quién puede seguir absteniéndose en el País Vasco tras la atrocidad de ayer?” La partitocracia española ha marcado un hito en su historia de manipulación y deshonestidad disfrazada de buenas intenciones y lágrimas de cocodrilo: convencer a la sociedad para que apoye a un régimen en el que se nutre, crece y reproduce ETA.